Reynosa, Tam.-
Hablar de abuso sexual infantil es un tema delicado, aún en esta época de tanta apertura es un tabú que no muchos pueden romper.
Es una situación que no hace diferencia de sexo, clase social o edad, lo cierto es que cuando sucede, cambia la vida de la víctima y de la familia.
La psicóloga Delia Véliz Banda, directora del Centro Bienestar Misión de Vida (Bimivi) dijo que lamentablemente cada vez hay una mayor incidencia de abusadores que son conocidos o en ocasiones, parte de la familia.
“Hay mucha resistencia por parte de los papás para tratar el tema, pero hay que prender un foquito en la atención que damos a nuestros hijos y hablar siempre de la prevención”, externó.
Dijo que no muchas personas pueden afrontarlo, no están acostumbrados a hablar de ello por cuestión cultural, además, cuando llega a presentarse un caso, los padres experimentan una gran culpa por haber tenido que dejar al niño encargado o no prestó atención.
“La culpa es uno de los principales obstáculos para que se atienda a los niños, los padres no dan el siguiente paso y prefieren hacer como que no pasó nada”, comentó.
PERO, ¿QUÉ PASA CON EL NIÑO?
La psicóloga dijo que dependerá del grado de conciencia del menor el poder trabajar en su reeducación sexual, pues entre más
pequeños sean, el pronóstico será más favorable.
Explicó que en ocasiones el depredador lo hace parecer un juego y el niño no experimenta un trauma como tal, sobre todo cuando el abuso consistió en tocamientos o juegos sexuales.
“Es muy importante trabajar también con los papás o con la familia porque muchas veces el niño lo puede afrontar rápido o fácil, pero el papá sigue tratándolo como una víctima y puede crear una emoción diferente y el daño puede continuar por el tratamiento que no tuvieron”, expresó.
Cuando se realiza una penetración o existe un daño genital, el niño experimenta dolor y puede ser más difícil de tratar.
Según la experta, si el niño no va a terapia puede haber un despertar sexual adelantado, ser niños muy precoces o tener conductas inapropiadas hacia sus compañeros y a experimentar y al ser mayores puede haber una connotación diferente al tener una pareja.
“Es muy importante que se trate, que reciba un apoyo psicológico, no importa si sólo fueron tocamientos o exposición de imágenes tenemos que enseñarle al niño que eso no es correcto y qué es lo que debería de serlo, debe saber que eso no es normal”, precisó.
EL PAPEL DE LOS PADRES
La directora de Bimivi destacó la importancia de hablar con los hijos sobre sexualidad y hacerlo con naturalidad a pesar de lo difícil que pueda ser.
“Es muy difícil, porque tiene que ver con nuestras historias pero entre más lo hables de forma natural, sencillo y adecuado a su edad, más fácil va a ser que el niño lo aprenda”, explicó.
Dijo que el llamarle a los órganos sexuales por su nombre es parte de las herramientas que se le otorgan al niño.
“Hay que decir las cosas por sus nombres, es lo primero, es pene y vulva; es más sencillo para un depredador llegarle al niño con juegos como ‘es un pajarito y vamos a jugar con él’, es muy diferente a que el niño sepa y entienda y pueda decir: ‘¿porqué me vas a tocar mi pene?’. Desde ahí marcamos distancia”, advirtió.
Comentó que quizás para algunos padres o abuelos una forma de expresar cariño es llamarle a los órganos genitales de formas diferentes, por el conflicto que pudiera causar y el tabú existente, pero de seguirlo haciendo el peligro puede ser latente.
“Hay muchas cosas que los adultos hacemos que ponen vulnerables a los niños, por ejemplo, las nalgadas de cariño; no se debe demostrar el cariño tocando una zona que es privada”, expresó.
Con acciones como desnudarlos frente al público “porque está chiquito”, o porque “todos tenemos lo mismo” se contribuye a que el niño poco a poco se desconecte de su pudor natural.
Tampoco debe obligársele a besar o abrazar a las personas, sobre todo a quienes no quieren, no importa si son familiares.
FOCOS ROJOS
Comportamientos repentinos como miedo, retraimiento, retroceso en su desarrollo o problemas de estreñimiento, sobre todo si son varios a la vez, pueden estar asociados a alguna clase de abuso.
“Que de pronto el niño ya no quiera ir a ciertos lugares o visitar a algunas personas, pasa por alguna razón. Hay que poner atención en todos los detalles”, dijo.
Agregó que es muy importante que los padres confíen en su intuición cuando vean comportamientos que consideren diferentes en sus hijos.
“Si hay el temor de que esté pasando algo, deben acudir con el pediatra para que le hagan una revisión al menor, entender por qué se están teniendo dudas y no minimizar nada, pero tampoco exagerar, simplemente ver las cosas como son para tener una mejor capacidad de respuesta ante la situación”, expresó.
Un error grande que se comete en ocasiones, es no creerle al niño, con lo que se provoca que pierda la confianza.
“El niño siempre va a pedir ayuda y si la primera persona que es el papá no le cree o no lo escucha, no va a recibir el mensaje de protección”, dijo.
Precisó que la mejor herramienta para evitar un abuso sexual es el respeto físico y verbal, ya que “un niño que se siente respetado y que sabe que merece respeto por parte de sus papas, va a ser muy difícil que se deje abusar”.
Destacó que, no quiere decir que con esto nadie lo vaya a tocar, pero sí será menos propenso.
“Siempre les pedimos que obedezcan y no debe de ser así. Hay que pedirles que respeten, que no es lo mismo, a veces un adulto les va a decir algo que no es correcto y pueden decir que no; hay que enseñarle eso a los hijos”, expresó.
Agregó que cualquier niño es vulnerable a sufrir una situación de este tipo, pero lo que marcará la diferencia son las herramientas que el niño tenga para afrontarlo.