El secreto para reducir la presión arterial no es tanto limitar la ingesta de sal, sino la de los alimentos precocinados y envasados por sus altos contenidos de magnesio, sodio y potasio.
Reynosa, Tam.-
Cuando a alguien le dicen que tiene la presión arterial demasiado alta o que debe bajar kilos, más de una vez mira con recelo al salero, confiando en que eliminar la sal de la dieta se convertirá en la solución.
Error. “Estudios recientes de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston en Estados Unidos indican que una dieta baja en sodio ni es tan beneficiosa para nuestra salud ni ayuda a disminuir la presión arterial.
La clave está en la ingesta de sodio, potasio y magnesio.
Entre las personas que participaron en el estudio, aquellas con mayor ingesta combinada de sodio (3.7 gramos al día) y potasio (3.2 gramos al día) tuvieron la presión arterial más baja”, explica la dietista-nutricionista Elisa Escorihuela.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un consumo inferior a los 5 gramos de sal al día, que es aproximadamente la sal que cabría en una cucharilla de café.
Pero la experta explica que no es la sal de nuestros saleros la que debemos dejar de usar.
“Si pensamos que debemos recortar el consumo de sal de nuestros saleros nos equivocamos, el exceso que consumimos está en los alimentos precocinados, aperitivos industriales y salsas que compramos. Lo aconsejable es reducir a cero los alimentos envasados y preparados”.
¿Y EL AZÚCAR?
La miel es un azúcar natural y, por tanto, es mejor que el azúcar procesado.
Si en su desayuno nunca falta una buena dosis de miel porque cree que así quedará a salvo de los perjuicios del azúcar procesado, lo mejor es que vaya desechando esa creencia.
“El azúcar siempre es azúcar y el cuerpo no distingue la procedencia de una molécula”, advierte el dietista-nutricionista Álex Pérez, del Centro de Atención Primaria de Vallcarca-Sant Gervasi en Barcelona.
Por esto, añade, “el abuso de la miel puede ser igual de perjudicial para nuestra salud que el del azúcar refinado”.
“El azúcar blanco que se le pone al café contiene un 100 por ciento de sacarosa, mientras que la miel es una mezcla de fructosa, glucosa, sacarosa y un 18 por ciento de agua, junto con alguna pequeña cantidad de vitaminas y minerales”, indica el experto.
Pero esta combinación no implica que sus tres ingredientes principales no sean azúcares que, sin importar su procedencia, “producen el mismo efecto en nuestro organismo”.
Aunque muchas personas se resisten a creerlo, recuerda la doctora en Farmacia y nutricionista Marian García, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que los azúcares presentes de forma natural en la miel, los jarabes, los jugos de fruta y los concentrados de jugo de fruta se consideran azúcares libres. Y estos, estén presentes de forma natural en el alimento o sean añadidos posteriormente, son “uno de principales factores que está dando lugar a un aumento de la obesidad y la diabetes en el mundo”, indica la OMS.
“La miel contiene en torno a un 80 por ciento de azúcares que en el organismo se comportan como azúcares libres. Por tanto, su ingesta debería limitarse al igual que la del azúcar blanco”, concluye García.