Reynosa, Tam.-
Para muchas personas es casi un ritual tomar una taza de café todas las mañanas, poco después de despertar o al llegar a la oficina y cuando no se hace, aparecen dolores de cabeza, cansancio y somnolencia.
Esto se debe a la cafeína, un estimulante del sistema nervioso central que produce un estado de alerta.
La nutrióloga Brenda Martell explicó que la cafeína no está presente solamente en el café, sino también en chocolates, tés, refrescos y algunas bebidas energéticas.
Además, existe la cafeína sintética que se utiliza actualmente en algunos medicamentos.
En estos casos, indicó la especialista, el médico deberá preguntar al paciente sobre el consumo de bebidas que contengan cafeína, pues al administrar algún medicamento que la lleve como parte de sus compuestos puede provocarse una sobredosis.
TODO EXCESO ES MALO
Martell recomendó tomar una taza de café al día, descafeinado y preferentemente negro, pues el añadir leche, azúcar o sustitutos aporta calorías adicionales que no son necesarias para el organismo.
“No debemos de tomar más de 150 miligramos por día, la dosis de más nos puede ocasionar presión alta, hipersensibilidad, taquicardias, sudoración o insomnio”, aseguró.
Cantidades muy grandes pueden provocar también excitación, problemas gastrointestinales, arritmia cardíaca y aumento en la secreción de orina.
Aseveró que hay personas que han convertido al café en parte de su vida diaria, pero no lo hacen con moderación.
“El café ayuda a mantenernos despiertos, a la concentración, pero el cerebro está tan acostumbrado a ello que cuando dejamos de tomarlo puede provocar el efecto contrario”, advirtió.
Las personas hipertensas, pacientes con cáncer, mujeres embarazadas y que se encuentren en lactancia, deberán evitar la ingesta de cafeína.
“Las mujeres embarazadas no deben consumir café o tés porque la cafeína penetra a la placenta y puede retardar el crecimiento del bebé, también durante la lactancia hay que quitarla porque la cafeína llega a la leche materna y el niño puede tener problemas de taquicardia”, manifestó.
Expresó que los niños definitivamente no deben consumir cafeína de ningún tipo, pero que los padres, en ocasiones, les permiten consumirlo en algunas presentaciones, pensando que quizás es menos dañino.
“Es importante hacer esta comparación porque los padres dicen si al refresco, pero no al café porque está prohibido, siendo que es lo mismo, a veces tenemos un niño que es muy hiperactivo y lo que provocamos con la cafeína es que se altere más”, precisó.
Finalmente la nutrióloga pidió no dejarse engañar por productos con cafeína que se ostentan como termogénicos, es decir, quemadores de grasa y que ofrecen bajar de peso sin ningún esfuerzo.
“El café en dosis moderadas diarias ayuda a limpiar el hígado y el tracto intestinal, pero no significa que una bebida con café y otras sustancias vaya a lograr que se baje de peso, hay que tener cuidado con la mercadotecnia”, advirtió.