Cd. de México.-
Bien sabido es que, en América Latina, México ocupa el primer lugar en sobrepeso y obesidad en niños y jóvenes, y el segundo en adultos, esto de acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
Inútiles han sido el incremento a los impuestos de los refrescos y bebidas azucaradas o la prohibición de comida chatarra en escuelas, que se estableció a partir de 2014. Ahora alerta el último informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el cual estima que de seguir así en 13 años la obesidad alcanzará al 39% de la población en nuestro país.
En ese sentido, para Nina Teicholz, periodista de investigación especializada en temas de nutrición y con estudios en biología, “el caso de México es como el de cualquier país que necesita tener el consejo correcto de los expertos. Si tú tienes sobrepeso, eres diabético y vas al doctor, te va a decir que no necesitas la grasa, sólo fruta, vegetales y granos. Esa dieta, a la mayoría de la gente, la volverá más gorda, más enferma y empeorará sus padecimientos”, asegura en entrevista para EL UNIVERSAL.
La también escritora expone que uno de los principales problemas en las dietas es que desdeñan las grasas saturadas, como la de la carne roja, el queso o la mantequilla, cuando, en realidad, no existen pruebas de que éstas estén relacionadas con enfermedades del corazón, obesidad o diabetes: “un amplio cuerpo de científicos demuestra que, si reduces carbohidratos como pan, pasta, arroz o dulces, e incrementas las grasas saturadas, te vuelves más sano, pues puedes bajar de peso, combatir tu diabetes, la presión sanguínea o enfermedades del corazón”.
La experta explica que lo ideal es consumir grasas de fuentes naturales, pero si recurres a productos industrializados, aconseja que revises en las etiquetas “los carbohidratos totales y el contenido de azúcar, también las grasas polisaturadas que, tal como los aceites vegetales, provocan inestabilidad en grasas y las convierte en trans, las cuales son malas para la salud”.
Además, sugiere no fiarte del lema ‘bajo en grasa’, pues “ésta le da sabor y textura a los productos, y al eliminarla utilizan reemplazos para restaurar el sabor y, casi siempre, es algún tipo de azúcar. Te quitan la grasa que tu cuerpo necesita y te ponen azúcar que te enferma”.
Nina Teicholz es autora del libro “La grasa no es como la pintan” (Grijalbo, 2017), el cual causó polémica debido a que argumenta que las grasas saturadas son benéficas para el cuerpo. “Lo más difícil es hacer que las personas entiendan que éstas no causan problemas. Es lo opuesto; en realidad, el azúcar, las harinas y los granos son malos para la salud”, afirma.