Reynosa, Tamps. / Agosto 12.-
Las temperaturas de entre 38 y 42 grados propician alteraciones en algunos animales, como perros y gatos, por lo que el número de agresiones a personas que transitan o conviven con ellos se incrementa, señalaron autoridades municipales.
El titular del Centro Antirrábico de la Cuarta Jurisdicción Sanitaria, Adán Reyes Guerrero, resaltó que la onda cálida en la región propicia una serie de enfermedades en los perros, como sarna, roña, plaga de garrapatas, entre las más comunes.
Señaló que mediante la norma 42, se establecen sanciones económicas y cargos de atención médica que requiera la persona agredida, aunado a una multa, a los propietarios de los animales agresores, por tenerlos fuera de casa y descuidarlos.
Expresó que “en la temporada de calor se incrementa el número de agresiones de canes y gatos, debido a que se vuelven más susceptibles”.
Refirió que “si los dejan fuera del hogar y se reúnen con otros, pueden llegar a atacar a las personas que transitan cerca de ellos”.
Aseguró que aquellas personas que son agredidas o mordidas por perros o gatos deben lavarse inmediatamente con agua y jabón durante 15 minutos, además de acudir al médico, para una valoración de la persona y del domicilio donde radica el animal agresor.
Explicó que cuando una persona es agredida por un animal rabioso o sospechoso, las heridas no deben suturarse antes de 72 horas, a menos que se haya aplicado un medicamento antirrábico.
En el caso de una mujer embarazada, expuesta al virus de la rabia, debe recibir tratamiento antirrábico humano, sin importar el tiempo de evolución del embarazo, resaltó.
En esta ciudad fronteriza no se han registrado casos de rabia desde hace más de 20 años, gracias a las campañas de vacunación canina que anualmente realiza el sector salud, indicó.
No obstante, exhortó a la población a extremar los cuidados con sus mascotas, además de atenderlas clínicamente para evitar que padezcan enfermedades o parásitos.
Por último, recomendó incrementar el número de baños a los canes, a fin de que las altas temperaturas no los alteren, además de evitar dejarlos deambular libremente por la vía publica, para que no agredan a transeúntes o a sus dueños.
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