Nuevo Laredo, Tam/Agencia Xinhua.-
Después de una semana del cierre de la IX Cumbre de las Américas, Juan Manuel Terraza, varado desde hace meses en la ciudad fronteriza mexicana de Nuevo Laredo, se muestra escéptico ante la posibilidad de que los acuerdos alcanzados en ese evento favorezcan la situación de los migrantes.
Natural del estado mexicano de Guerrero, Terraza dijo a Xinhua desde las afueras de la precaria edificación que le ha servido como vivienda en los últimos meses, situada a unos metros de la Casa del Migrante Nazareth, que la Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección adoptada en la mencionada cumbre podría ser insuficiente para atender el problema migratorio.
Para que los acuerdos sobre migración que generan las autoridades sean suficientes, “hay muchas cosas que se tienen que atender, como, por ejemplo, la falta de empleo, que es causa de que muchas personas salgan buscando otras oportunidades de vida”, explicó el migrante de 54 años.
Muchos migrantes como Terraza llevan meses en Nuevo Laredo, en el estado de Tamaulipas (norte), esperando a acceder a Estados Unidos para solicitar asilo.
Su espera transcurre en albergues congestionados y con las condiciones limitadas que las autoridades y los esfuerzos de la sociedad civil pueden proveer en una situación de crisis migratoria que supera sus capacidades logísticas.
El escenario contrasta con la amplia circulación mercantil y el comercio binacional con Estados Unidos desde Nuevo Laredo y el resto de las ciudades fronterizas de México que, como esta, presentan una gran afluencia de migrantes.
Otros varados en Nuevo Laredo tampoco perciben cambio alguno en su situación a raíz de los acuerdos de la reciente Cumbre de las Américas, de los que conocen en su generalidad por lo reflejado en la televisión y otros medios.
El evento, organizado por Estados Unidos en la ciudad de Los Ángeles del 6 al 10 de junio, adoptó una declaración final sobre migración y protección que pretende atender de mejor manera el fenómeno migratorio en la región.
La iniciativa establece el principio de responsabilidad compartida entre los países para la atención a migrantes y solicitantes de asilo, a la vez que anticipa un aumento cuantitativo de las vías de migración regular hacia los países receptores.
Estados Unidos anunció varias acciones para la materialización del empeño, pero sin fijar un marco temporal inmediato que ayude a mitigar la crisis migratoria que sufren los países de origen y tránsito de migrantes.
Para Terraza, todo lo que se acuerde en materia de migración y protección a los migrantes debe atender con urgencia las causas que empujan a las personas a abandonar sus lugares de origen, o de lo contrario pueden volver a quedar en promesas, como tantos acuerdos y anuncios anteriores.
“La inseguridad que está viviendo todo el mundo está muy difícil que se pueda controlar de la noche a la mañana”, afirmó, descreyendo el impacto directo que puedan tener acuerdos y medidas limitadas como los de la IX Cumbre de las Américas.
Harry, migrante haitiano de 40 años, deseó que los anuncios fueran acompañados por acciones que ayudaran al desarrollo de países como Haití.
“Requerimos ayuda para poder quedarnos en nuestro país, como inversiones para que avance como todos, de forma normal. Ayúdennos para que los que están allá puedan tener una vida mejor”. “Cada pueblo tiene sueños, pero no de salir, sino de desarrollarse en su tierra. Se requiere inversión y apoyos para que los haitianos no tengamos que seguir saliendo”, comentó, sentado en uno de los galones que sirven como asientos improvisados a los migrantes acogidos en el Albergue Municipal de Nuevo Laredo.
Olivia del Carmen Gutiérrez, directora de esa instalación concebida para 120 personas, pero ocupada ahora por más de 900 migrantes, opinó que sería bueno que Estados Unidos asumiera parte de la responsabilidad que asumen Nuevo Laredo y otras localidades mexicanas impactadas por las distintas oleadas migratorias.
Es una cuestión de “humanidad”, que es “la parte principal con la que todos trabajamos (…) De esa manera todo sería más fácil”, dijo Gutiérrez a Xinhua, al tiempo que lamentó que el país vecino no apoye en todo el trabajo que están realizando con la atención y protección de los migrantes.
Sobre la IX Cumbre de las Américas y lo anunciado en materia migratoria, la directora del Albergue Municipal subrayó que “no han resuelto nada de inmediato porque seguimos exactamente igual”.
“Los acuerdos no son suficientes, deberían investigar mejor las causas y actuar en consecuencia”, afirmó.
El hecho de que todos los albergues de Nuevo Laredo se encuentren por encima de su capacidad total implica una gran dificultad para la gestión de los flujos migratorios y la crisis migratoria que estos denotan, explicó Marvin Ajic, director de la Casa del Migrante Nazareth.
El centro que dirige, auspiciado por la iglesia católica de la ciudad, tiene dos sedes que acogen en conjunto a más de 400 migrantes, un número que rebasa la capacidad para la que fueron concebidas y obliga a mantener familias y migrantes en los exteriores, como el caso de Terraza.
Ajic consideró que para atender y mitigar los flujos migratorios se deberían adoptar leyes y acuerdos que atiendan a las particularidades de cada país y no sean impuestos por nadie.
“No podemos pretender que la migración se mueva con leyes impuestas por otros a los países de salida de los migrantes”.
“Estamos sugiriendo modelos que no proporcionan el crecimiento sano de la población y agregando leyes o maneras de pensar sin considerar culturas e idiosincrasias de los países”, afirmó, en alusión a acuerdos y pronunciamientos como los de la reciente Cumbre de las Américas.
En opinión de Ajic, “los Gobiernos no están preparados para tener un diálogo sobre la búsqueda de soluciones”.
“No visualizan una política que integre todos los desafíos y consideran en ocasiones al migrante como un conejillo de Indias con el cual se experimenta, porque todo dura pocos meses”, sentenció.
Muchos de los varados en Nuevo Laredo desconocen qué se discutió en la IX Cumbre de las Américas sobre migración y lo que podría significar para ellos en materia de derechos y protección.
Es el caso de la salvadoreña Silvia y el hondureño Antonio, quienes tienen que velar por el bienestar de sus tres y dos hijas, respectivamente, y por ello emprendieron desde hace más de un año una travesía llena de peligros e incertidumbre, según explicaron a Xinhua.
Ambos desearon que lo discutido y adoptado por los líderes reunidos en Los Ángeles no quede en palabras ni sea una especie de “cheque en blanco”, sino que se traduzca en acciones tendentes a eliminar las causas de la migración y en hacer más digna la travesía migratoria.
“Si se reúnen entre todos nos gustaría sentirnos más apoyados, queremos un mejor futuro, una oportunidad”, dijo Silvia, en tanto que Antonio consideró que “los acuerdos deberían propiciar mejores oportunidades de empleo o estudio”, aunque, lamentó, “no se ha visto nada de eso”.
“Así como se reúnen, me gustaría que nos dieran una oportunidad para poder desarrollarnos. Somos seres humanos y personas de bien”, que han sufrido por disímiles motivos como desastres naturales, inseguridad y falta de oportunidades, concluyó.