Ciudad Victoria, Tam.-
Horas de la tarde en la capital de Tamaulipas. El tráfico congestiona las vialidades principales. Es lunes, la gente transita apurada a sus múltiples ocupaciones (de los hijos, el trabajo y el retorno de la comida). El calor aprieta. Un teléfono móvil ayuda, pero también distrae.
Al volante dos desconocidos están a unos instantes de unir eternamente sus destinos. Llantas que rechinan son las portavoces de un mal augurio.
En el cruce de las calles 21 y Carrera Torres una camioneta es golpeada en la parte trasera por un auto compacto. El susto es automático. Volteretas. Luego, gritos desesperados y quejidos.
Mucha confusión. Segundos críticos, sangre y una escena trágica contrasta con lo que en un abrir y cerrar de ojos transformó para siempre el destino de dos personas. El de un hombre que yace muerto sobre el pavimento y el de una joven convertida en homicida imprudencial.
Personas ajenas corriendo para aproximarse. El accidente rápidamente concentra multitudes.
Murmuraciones, todos sacan conclusiones. A lo lejos la sirena de una ambulancia de Protección Civil se abre camino. Es demasiado tarde. Ella se lleva las manos al rostro y vuelve a mirar con incredulidad. Toma su teléfono y hace algunas llamadas, mientras algunas lágrimas remojan sus mejillas.
Cantidades de tortillas en el piso y hasta un tanque de gas, que para variar no explotó, brindan detalles del occiso, cuyo nombre se quedó bajo reserva. Taquero por oficio. Iba para su trabajo, pero ya no llegó.
El impacto provocó que la mitad de su cuerpo saliera expulsado de la cabina. No llevaba puesto el cinturón de seguridad y quedó prensado por la pesada unidad, una vieja camioneta Ford. El otro vehículo, un auto sedán de la marca Kia apenas y resultó dañado. Un ‘click’ en el arnés pudo haberlo cambiado todo, pero el hubiera ya no existe…