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Cuando se habla de un sofá cama su característica más importante es que sea cómodo, al igual que cualquier otro mueble de descanso.
Este en específico es, además, uno de los muebles más versátiles que podemos encontrar, pues ahorra espacio, tiene diferentes funciones y se adapta fácilmente a cualquier tipo de vivienda
Entre los diferentes muebles para la sala que hay, el sofá cama es tan flexible que lo mismo sirve como un sillón normal que como un lugar en el cual descansar sin tener que ir a la recámara.
Cuando hay visitas en casa, son la salvación porque se convierten fácilmente en camas.
¿Qué debo saber acerca del sofá cama?
Lo primero que hay que saber es que el sofá cama es un mueble que cumple una doble función: como sillón y cama plegable, por lo que puede estar ubicado tanto en la sala como en una recámara o una estancia.
Hay de diferentes tipos y tamaños, así que se debe tomar en cuenta el espacio en el que se va a ubicar para decidir cuál es el mejor modelo de acuerdo con esas necesidades.
Un sofá cama matrimonial es ideal para espacios de mayor tamaño. Puede estar en la sala principal o en un cuarto de dimensiones más o menos amplias.
El sofá cama individual, en cambio, es recomendable para habitaciones más reducidas, como por ejemplo las de niños pequeños o un cuarto de visitas.
Una vez definidas las dimensiones, hay que ocuparse de los materiales y la resistencia del mueble.
Si se usa como sillón y como cama de manera indistinta, es recomendable que los tejidos sean fuertes para que dure más, ya que además de soportar el peso de la persona que lo utilice, el abrir y cerrar para desplegarlo termina desgastándolo. En este caso, un sofá cama de madera puede ser una buena alternativa.
En cambio, si el sofá se desplegará como cama solo ocasionalmente, puede ser de materiales que resulten un poco más económicos. Hay modelos de sofá cama baratos muy bonitos.
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La irrenunciable comodidad
Como sucede con cualquier mueble de descanso, una característica indispensable para un sofá cama es que resulte muy cómodo. Tanto para sentarse como para recostarse en éste.
Hay entonces que probar el sofá cama antes de adquirirlo, pues quizás sea muy cómodo para estar sentado, pero a lo mejor no lo es tanto a la hora de acostarse.
Eso está directamente ligado al mecanismo de despliegue. El sofá cama tipo libro o clic clac es el más sencillo de abrir y cerrar, aunque divide en dos el colchón al abrirse.
El sofá cama tipo nido es un sistema muy cómodo, aunque difícil de desplegar, ya que tiene una estructura que se desliza por debajo del propio mueble.
El sofá desplegable o tipo italiano pliega el colchón por debajo de los asientos, por lo que para convertirlo en cama solo hay que levantar y desplegar a lo largo. Es de los más cómodos y prácticos.
Si el sofá cama tiene patas, hay que asegurarse de que éstas sean muy resistentes. De preferencia, hay que optar por aquellas que vayan sujetas a un armazón de acero o que sean de madera maciza. Las patas atornilladas al mueble no son la mejor opción.
Por confort y estética
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Elegir adecuadamente un sofá cama es tan importante como cualquier otro de los muebles del hogar, pues además de brindar comodidad en su uso, debe lucir bien, acorde con los demás elementos que integran el espacio del hogar.
Hay tejidos que lucen muy bien y le dan luz a las habitaciones. Escoger bien el color del sofá cama hará que se vea espléndido donde se le coloque.
Existen varios tipos, modelos y marcas de sofá cama disponibles en el mercado. Elegir el que mejor se adapte a nuestras necesidades es una decisión que hay que tomar cuidadosamente, pues se trata de un mueble que estará con nosotros durante mucho tiempo.