Ahmek, Yuc.-
Para el sacerdote maya o X’men, como se les conoce en lengua maya, Tiburcio Can May, vienen tiempos peores para la humanidad, grandes problemas que se originarán a partir de la contaminación de la madre tierra, “por eso es necesario despertar la conciencia a las nuevas generaciones, para tomar precauciones”.
Originario de este pequeño municipio yucateco, ubicado en el centro del estado, relata que se dedica a la conservación de los rituales mayas, dirigidos a darle gracias a los elementos de la naturaleza por las bondades que ofrece a los pobladores.
El hombre de 57 años de edad recalca que es necesario generar conciencia en la sociedad para dejar de seguir contaminando el planeta, en especial al agua, pues en un futuro las guerras entre las naciones serán “por un vaso” del líquido.
“Vienen tiempos peores, pero nosotros no lo vamos a ver, los que lo van a sufrir son los hijos de nuestros hijos. Por eso hay que preparar a la nueva gente, generarles un cambio espiritual y de conciencia para cuidar el agua, y en Yucatán nuestros cenotes, porque los estamos matando”.
Desde tiempos ancestrales los cenotes mayas son sagrados, desde la época de los abuelos de Can May eran respetados porque sabían que eran importantes para sobrevivir: de ahí sacaban agua para las comunidades crezcan, pero ahora están contaminados, lamenta.
“La contaminación nos dejará un futuro más drástico, por eso tenemos que preguntarnos qué mundo le vamos a dejar a nuestros hijos, tenemos que despertar la conciencia a las nuevas generaciones”.
El hombre ha ido evolucionando en el sentido de que cada día inventan nuevas cosas y le apuestan a la tecnología, pero no se dan cuenta del daño que le hacen al universo y a la naturaleza con tantos químicos y elementos contaminantes, advierte.
“Todo lo que ésta ocurriendo en el mundo actual está previsto, toda la crisis lo predijeron los mayas del pasado, nuestros abuelos con su experiencia de vida y a base de conocer la madre tierra. Pero sin duda vendrán épocas más difíciles, por eso tenemos que prepararnos desde ahora, cambiar nuestra visión”.
El X’men recuerda que en el sagrado libro maya del Popol Vuh se predijo que llegaría el momento de que se compraría el agua para beber, y eso ocurrió hace unos años. Nadie pensaba que eso pasaría, pero los tiempos han cambiado, y en un futuro no muy lejano los conflictos globales girarán en torno a la escasez del líquido.
El conocimiento de Can May como sacerdote maya lo adquirió desde muy niño, cuando acompañaba a su abuelo Patricio May Uc a la milpa y veía cómo hacia sus rituales, sus oraciones a los árboles y a la naturaleza; fue cuando supo la relevancia de agradecerle a la madre tierra todos los días los recursos naturales.
“Todo lo fui aprendiendo desde pequeño, con el paso del tiempo reconocí cómo bajan las energías, cómo el hombre se relaciona con los elementos de la naturaleza. Pero no se aprende de la noche a la mañana, es a base de la enseñanza de los abuelos, andando con ellos durante sus ceremonias”, explica.
Como X’men, Can May se dedica a realizar rituales de agradecimiento para diferentes actividades: para pedir permiso al “cuidador” o “dueño del monte” —un espíritu maya— para poder utilizar el terreno para la milpa y sembrar maíz.
También le reza al “arbolito fuego” para que “no se escape” durante la actividad agrícola de roza, tumba y quema, —preparación de tierras en Yucatán antes de la siembra—, así como la ceremonia del “Chá-chaac”, para que caiga la primera lluvia y los pobladores tengan buena siembra.
Como guía espiritual, está convencido de que darle gracias a los elementos de la naturaleza, es algo común, incluso por “permitirle” tomar agua o bañarse.
“Por eso también es importante la meditación en la noches, hacer reflexión cuando algo anda mal, porque tenemos defectos como todos, y hay buscarse uno mismo de nuevo”.
X’men está abierto a hablar de otros temas, como el uso de marihuana con fines médicos y dice que esta planta siempre ha existido, pero antes sólo se ocupaba en forma medicinal.
Sus abuelos la empleaban para tratar diferentes dolencias, como para el reumatismo, para el cual se remoja la “pepita”, troncos y hojas de marihuana en alcohol durante un tiempo, ésta se “fermenta y es buenísima para las reumas en las piernas y brazos”.
Sin embargo, lamentó que actualmente se ha dejado a un lado su esencia medicinal y muchos lo han convertido en un vicio.
Can May también habla de la homosexualidad y comenta que los mayas del pasado no perseguían a las personas por sus preferencias sexuales, “entonces no entiendo porqué ahora se les discrimina”.
Ante el panorama actual que se aleja de las raíces indígenas, el sacerdote originario de Yucatán aprovecha para hacer un llamado a la juventud nativa a que no se avergüencen de su lengua y que estén orgullosos de sentirse mayas, aunque reconoce que aún persisten las burlas y la humillación contra el pueblo del Mayab.