México, D.F. / Mayo 4.->
Antonio Castro Leal (San Luis Potosí 1896-ciudad de México 1981), considerado el primer gran impulsor de las artes mexicanas tras la Revolución, formó una amplia biblioteca de alrededor de 38 mil volúmenes sobre arte universal, literatura, poesía y música.
Además de 10 mil documentos, entre revistas, folletos, boletines, periódicos y mapas, que ahora son resguardados por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) en el edificio de La Ciudadela, sede de la Biblioteca de México.
El Fondo Bibliográfico Antonio Castro Leal fue adquirido por Conaculta a la familia del escritor y humanista por 12.5 millones de pesos.
Éste se suma a la adquisición de la biblioteca del escritor José Luis Martínez; es un programa que busca la compra de bibliotecas de personajes clave de la vida intelectual del país para garantizar la preservación de la memoria cultural de México.
La institución prevé que, durante este sexenio, se adquieran alrededor de seis grandes bibliotecas; por lo pronto, explicó este martes la presidenta de Conaculta, Consuelo Sáizar, que se llevan a cabo negociaciones para la compra de las bibliotecas del poeta Alí Chumacero y del escritor y diplomático Jaime García Terrés.
Conaculta cuenta con un comité que revisa, evalúa y decide la compra de bibliotecas; hoy por hoy hay alrededor de 40 bibliotecas localizadas, que se están estudiando. Lo cierto es que la Biblioteca México estaría en condiciones de recibir unas 14. Entre el plan para este sexenio se incluye la restauración del Fondo Reservado que conserva la Biblioteca México.
Las joyas de un acervo
Antonio Castro Leal, quien fue rector de la UNAM, director de Bellas Artes y embajador de México ante la UNESCO, entre otras actividades, integró una biblioteca en la que se encontraban obras con más de cuatro siglos de antigüedad.
En los fondos antiguos de dicho acervo se incluyen ejemplares como Poética de Aristóteles en edición de 1692; Introducción a la vida devota de Francisco de Sales, impreso en Valencia en 1703; Vida del pícaro Guzmán de Alfarache de Matheo Alemán, editado en 1604; Suma teológica, en latín, de 1886, y las obras de Tácito en una edición publicada en 1827.
Organizados por el propio Castro Leal por países, los libros de este fondo incluyen ejemplares del Siglo de Oro, de autores como Miguel de Cervantes, Luis de Góngora, Félix Lope de Vega y Juan Ruiz de Alarcón; obras en español de los siglos XIX y XX; una colección de literatura mexicana en prosa del siglo XX; poesía mexicana del siglo XVI hasta finales del XX; más de ocho mil volúmenes de obras en francés de autores como Claude Henri Saint-Simon, Denis Diderot, Víctor Hugo, Honoré de Balzac, Alexandre Dumas y Georges Simenon. Resguarda literatura y crítica en lengua inglesa; colecciones sobre historia del arte; historia de la música y ediciones autografiadas. Son alrededor de 38 mil los libros adquiridos, en tanto que los demás materiales fueron donados por la familia, y muchos de éstos son restaurados hoy día.
La colección, que podrá estar lista para su consulta a finales de este año, es actualmente objeto de un proceso de cuidado que abarca tres etapas: digitalización de todos los textos, digitalización de las anotaciones del propio Castro Leal (en su caso hechas al margen, a diferencia de Martínez, quien destinaba fichas especiales para ello) y links con referencias.
Sáizar precisó que la siguiente fase será poner en línea todos los libros que están libres de pago de derecho de autor.
De esta colección de Castro Leal, que se adquirió en junio de 2010, se ha avanzado 30% en los trabajos de catalogación y limpieza.
Para su conservación en la Biblioteca México se ha encargado un proyecto al arquitecto Bernardo Gómez Pimienta, quien destacó las condiciones de sustentabilidad en que será conservado el fondo, con 22° de temperatura y 50% de humedad relativa; detalló que a la colección se destinó el área de dos crujías, donde estaba el Fondo Reservado de la Biblioteca.
Al proyecto arquitectónico y de restauración se destinarán 20 millones de pesos. El presupuesto del programa general para 2011 es de 60 millones de pesos.
En la conferencia, Sáizar resaltó la iniciativa que busca conservar el legado de estas bibliotecas de formar lectores y digitalizar los materiales para garantizar su preservación. “Estoy convencida de que el libro electrónico no acabará con el de papel, pero sí amenazará las bibliotecas personales”, dijo la funcionaria.
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