México, D.F. / Noviembre 8.-
A ritmo de… “Y llegaron los Van Van, ¡arrasando!”, la noche del domingo, en la Alhóndiga de Granaditas, se clausuró, sin discurso oficial, el Festival Internacional Cervantino 2010.
El escenario al aire libre, en el que tradicionalmente se llevan a cabo los eventos masivos más importantes del festival, se llenó de jóvenes guanajuatense que aprovecharon la oportunidad para hacer campaña a favor del NO en el plebiscito que se llevará a cabo el 28 de noviembre, para determinar si la población aprueba que la zona ecológica de los cerros La Bufa, Los Picachos y El Hormiguero sean utilizados para construir un centro comercial y una unidad habitacional.
Una pelota gigante con un NO en el centro iba de un lado a otro. Mientras que un grupo de jóvenes, vestidos de blanco, ostentaban, cada uno, una letra en verde que juntas decían: SALVEMOSLA.
La música de Luis Formell y Los Van Van puso de pie al público que abarrotó la Alhóndiga de Granadita para despedir al Festival Internacional Cervantino. “Para vivir hay que bailar”, dijo uno de los músicos. La gente le tomó la palabra. Se armaron las parejas y empezaron a bailar al ritmo del son cubano.
Cientos de jóvenes que no pudieron pagar la entrada a la Alhóndiga de Granaditas, como ocurre cada año, se congregaron en la calle de uno de los costados del escenario al aire libre, para observar a medias el concierto y bailar a su antojo con la música que, esa sí, llegó gratis a los oídos de todos.
Visitantes y residentes de la ciudad se reunieron en bares y en las azoteas de las casas vecinas a la Alhóndiga. Aprovecharon la música de Los Van Van para armar sus reventones particulares.
En uno de los balcones, un hombre parecido al cura Hidalgo salió enarbolando una bandera de México y los gritos del público de la Alhóndiga no se hizo esperar: “¡Hidalgo! ¡Hidalgo”.
La noche es fría, pero el calor sube por el cuerpo a ritmo de son. La potente orquesta cubana ha dominado el ambiente, lo ha vuelto festivo: “¡México querido, te llevo en el corazón”!, cantan.
En esta, la segunda ocasión que actúa en el Festival Internacional Cervantino, la banda organizó sin alguna dificultad una gran fiesta latina. Música que prendió a chicos y a grandes, a mexicanos y extranjeros, que compartieron esa noche el ritmo sabroso de los artistas caribeños.
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