México, D.F. / Junio 17.-
Al cumplirse un año de la muerte del escritor y cronista Carlos Monsiváis, el Museo del Estanquillo recibirá mañana sábado sus cenizas, depositadas en una urna diseñada por el escultor Francisco Toledo, en lo que será la nueva sala de lectura.
Con un proyecto arquitectónico de Raúl de la Torre Madera, la sala que abrirá mañana sus puertas, resguardará, por decisión de su familia, las cenizas del intelectual, las cuales estarán contenidas en una urna hecha por el artista oaxaqueño, a quien unió una gran y profunda amistad con el también cronista.
Así, los restos del fundador del recinto ubicado en el Centro Histórico de esta ciudad, reposarán junto a sus colecciones, que constituyen un patrimonio cultural excepcional para México.
La sala de lectura, que fue readecuada para la apreciación del libro, contará inicialmente con tres mil volúmenes, con los cuales el lector podrá hacer un recorrido por la literatura, la arqueología, el patrimonio cultural y la ciencias sociales, a través de la obra de autores mexicanos y extranjeros.
El propósito de este museo es la vinculación que tuvo el fallecido intelectual (19 de junio 2010) con la colección que a lo largo de su vida conformó, y que alcanzó poco más de 20 mil objetos, entre fotografías, grabados, documentos raros e inéditos para la historia de México y arte popular, entre otros.
Además, la sala de lectura del Estanquillo se unirá al programa de Salas de Lectura del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a fin de dar talleres de lectura de las obras que resguarda, así como las obras del propio Monsiváis y otras actividades que conviertan, esta nueva área del museo en un espacio vivo para niños y adultos.
Una actividad importante es que la sala ofrecerá textos acordes a las exposiciones temporales que se presenten en el museo, de tal manera que el visitante pueda complementar los conocimientos adquiridos con la lectura de textos ad hoc a dichas muestras.
El museo contaba ya con un acervo importante formado por el propio Monsivaís desde que abrió sus puertas, el cual ahora se acrecienta con el material proporcionado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, la Librería Educal, el Fondo de Cultura Económica, la Secretaría de Cultura del gobierno capitalino y el Instituto Nacional de Antropología e Historia, entre otros organismos.
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