México, D.F.-
El estilo de vida actual atenta contra los fundamentos de una dieta más sana y benéfica para las personas, ya que se cocina menos en casa, se come con mayor frecuencia en la calle, se consumen más comidas preparadas o congeladas, además de tener un menor consumo de frutas y verduras.
Por ese motivo, es que algunos regímenes de alimentación, como la dieta mediterránea, son vistos no sólo como una valiosa herencia cultural, sino como un patrón alimentario saludable. Hay que considerar que un régimen alimenticio saludable, aunado a la práctica de ejercicio físico moderado, son el complemento ideal para un estilo de vida sano.
Se conoce como dieta mediterránea al modo de alimentarse basado en una idealización de algunos patrones dietéticos de los países mediterráneos, entre los que destacan España, sur de Francia, Grecia y Malta.
Se basa en un alto consumo de productos frescos tales como frutas, verduras, legumbres y frutos secos; pan y otros cereales; el aceite de oliva como grasa principal y el consumo regular de vino en cantidades moderadas.
Entre los principales beneficios atribuibles al consumo de esta dieta se encuentra una incidencia mucho menor en enfermedades cardiovasculares, asociado a la alta ingesta de productos ricos en ácidos grasos monoinsaturados presentes en el aceite de oliva, que reduce el nivel de colesterol en la sangre y al consumo de ácidos grasos omega 3 presentes en peces de lomo azul, verduras de hoja verde, aceite de linaza, verdolaga, nueces, aceite de canola y aceite de soya.
Tal es la importancia de la dieta mediterránea que en el 2010 fue declarada como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por parte de la UNESCO; dicha inscripción permitirá su protección, conservación y transmisión a través de distintas generaciones. Recientemente, en España anunciaron que el 2014 será declarado como Año Internacional de la Dieta Mediterránea.
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