Monterrey, N.L. /Oct 18.-
El tema del conflicto de la Guerra México- Estados Unidos en 1846, fue retomado durante la XXI Feria Interancional del Libro 2011.
En el penúltimo día de la feria se realizaron varios eventos como la presentación del libro “El emplazamiento de los cuerpos. Elementos para una interpretación sobre la batalla de monterrey durante la Guerra México- Estados Unidos en 1846” de César Morado Macías.
El autor del libro cuenta con un currículum académico y como él mismo indicó, se presentó en un concurso por presentar sin intenciones de ganar.
Pero el año pasado logró hacerse en el séptimo aniversario, con el Premio Estatal de Investigación Histórica Israel Cavazos Garza.
Este premio se creó en 2004 por el Consejo Para la Cultura y las Artes de Nuevo León, y también con el apoyo de otras instituciones.
La encargada de presentar al autor, hizo un pequeño repaso sobre la historia de este premio.
Comenzó diciendo que “se busca difundir la investigación histórica del Estado. A partir de su Tercera Edición en 2006, con el objetivo de convocar a más participantes con investigaciones inéditas, se decidió elevar este premio a nivel regional, incluyendo a los estado de Durango, Chihuahua y Tamaulipas”.
Pero también se indicó que el premio económico se elevó de 50 mil pesos a 75 mil. Pero uno de los datos más importantes fue que en su Sexta Edición (2009), con el motivo de la celebración del Bicentenario de la Independencia de México y del Centenario de la Revolución, la participación para optar a este premio se abrió a nivel nacional.
César Morado no sólo es un graduado con mención honorífica del doctorado en Ciencias Sociales con especialidad en Historia por la Universidad de Guadalajara, también es catedrático en la licenciatura, maestría y doctorado en varias universidades de México. Colaboró en la elaboración de los guiones científicos para diferentes museos, participa en congresos internacionales sobre historia y ciencias sociales en países como México, Italia, España o Estados Unidos. Además, ha escrito varios libros de historia sobre Nuevo León y su entorno regional, entre los cuales se pueden destacar los de minería e industria pesada en Monterrey.
El conferenciante comenzó su charla con los agradecimientos respectivos a las personas que le han ayudado a poder finalizar ese libro, también al jurado que lo escogió como ganador y a Conarte.
El escritor comenzó diciendo que “me parece que el autor es el responsable de lo que aquí se dice y es el que debe responder ante los oyentes”.
También añadió que “este libro es un estudio que analiza la guerra de México –Estados Unidos”.
Es importante porque pretende enfocarlo desde un angulo diferente al resto de las historias generales del conflicto.
Este libro es un ensayo del acontecimiento que se define como batalla de Monterrey. A través de ellos se quiere comprender el papel que se desempeñó por los actores locales, autoridades, y vecinos del municipio, frente a los ejércitos mexicano y norteamericano que ocuparon la guerra de Monterrey. “Para ello hay que situar la batalla de Monterrey en las coordenadas del tiempo y del espacio” dijo Cesar.
Otro de los puntos importantes que el autor remarcó es que existen dos estrategias que se complementan. En la primera se relaciona el espacio y consisten en el llamado cambio de escala. Esto viene a ser que se pasa del marco histórico en el que se han escrito buena parte de las historias generales de este conflicto, hasta el nivel micro histórico mediante el cual se enfocó una de las batallas más decisivas de esta guerra. Esta ocurrió en Monterrey del 20 al 24 de septiembre de 1846.
La segunda estrategia es la relativa al tiempo, a la temporalidad, como segunda coordenada e implica que se deba emplear el concepto de larga duración. Se puede definir como un corte horizontal, es decir, una vez de que se ha fijado el microscopio sobre Monterrey, se va más allá del acontecimiento de que la batalla duró de cuatro días y se disecciona una batalla partiendo de un momento clave. “Ello conlleva y establece el rol en el proceso de recuperación nacional en el marco de un estado nacional en construcción” añadió el autor.
Sobre estas dos estrategias se van construyendo y rescatando los testimonios de los principales del conflicto.
LOS CAPITULOS
El libro está compuesto por cinco capítulos y ronda las doscientas cuartillas. El primer capítulo lanza una cuestión en la que empieza a tratar el balance historiográfico de la situación.
En Cómo interpretar la Natalla de Monterrey, “se comenta la existencia de suficientes estudios sobre esta batalla, pero quizá también se subraya la necesidad de que existan nuevos enfoques sobre esta guerra que pudiera rescatar la historia social, el origen social de los soldados, y demás efectos, que son los más estudiados” explicó Cesar.
En el segundo capítulo se trata el tema de cuál es el tiempo y lugar de la batalla. Como indica el autor, no tendría sentido para las personas partir nada más que la batalla ocurre en las fechas que se indican.
Los presuntos analistas o la gente involucrada deberían ir más allá, y es entonces cuando se darían cuenta de que esos no son ni el lugar ni el tiempo de la batalla. “Hablamos de un tiempo de la guerra moderna y el espacio de la construcción de la guerra de la frontera anglo hispana”
El papel de los actores locales en la guerra pretende delinear el rol de fuerzas militares y autoridades civiles.
El autor indica que este papel siempre complejo entre militares y civiles, igual que en cualquier guerra, se amplía con el campo de estudio respecto a las fuerzas militares que organizadas de la capital nuevo-leones influyeron sobre un ámbito mayor.
Esto se refiere a la actuación de instituciones como el presidio, la comandancia militar, el ejercito del norte y de las milicias.
“Estas son parte de la densidad espacial y temporal mayor”,afirmó Cesar, “la batalla no es algo espontaneo, está anclada de una parte militar como por ejemplo la parte norteña con la frontera”.
En el penúltimo capítulo El emplazamiento de los cuerpos para la batalla, se postula una nueva lectura de la batalla de monterrey para ir más allá de una interpretación militar comprimida a la manera de que habla del teórico más clásico de la guerra moderna haciendo mención a Klausevich. Para ir mas allá de su concepción este dice que “la guerra es esencialmente combate”.
Pero el autor comenta que no sólo se podían quedar con esa versión, de un pensador moderno de la antonomasia de la guerra moderna, había que ir más allá y pocos autores daban terreno sólido para poder fincar teóricamente y abordar sobre esta batalla.
Después de una breve búsqueda, el aliado más natural de una crítica de la guerra moderna era Michel Foucault y de él se utilizó esta noción que todavía se usa que es el emplazamiento de los cuerpos, que tiene que ver con este momento de la guerra moderna en el que la violencia requiere primacía, en el transcurso histórico político.
En el último capítulo, llamado Cómo justificar la sangre derramada se pretende resolver diversos cuestionamientos que ocurrieron en la batalla de Monterrey entre ellos.
“Es posible hablar de un nivel discursivo de la guerra, hubo también escuadrones de palabras, es decir formación cerrada de discursos como si lo hubo de soldados y en caso de existir cual fue el contenido de esas palabras de guerra en el transcurso bélico”, dijo el escritor.
Redactò Mireia Honrado, alumna de Comunicación del ITESM.-
(18/oct/2011)
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