Monterrey, N.L. / Marzo 26.-
Después del terremoto y consecuente tsunami en Japón, los problemas han sido innumerables.
La destrucción de ciudades, la muerte de comunidades enteras y, por supuesto, le problema nuclear.
Para esto, el Tec de Monterrey organizó una conferencia en la que se invitó a Jorge Lomas, físico experto en energía nuclear, así como a Orietta Perni y Mario González, maestros en el departamento de Relaciones Internacionales y Política. Perni presentó a los demás conferencistas y enseguida le cedió la palabra a Lomas, para explicar los aspectos más técnicos que servirían para poder entender mejor la situación.
El profesor de física empezó por explicar cómo funciona un reactor nuclear, presentando una figura y mencionando las características de cada una de sus partes.
Mientras hacía esto, Lomas explicó el por qué sería muy difícil que exista una catástrofe por culpa de una planta nuclear, por el sistema de seguridad tan alto que manejan.
Habla sobre el corazón del reactor, donde se encuentran los materiales radioactivos que podrían ser malignos para la salud; pero la posibilidad de que los elementos combustibles se esparzan por el aire es prácticamente nula: están contenido es un contenedor metálico rodeado por un muro de contención de un metro de espesor, seguido de un espacio y otro muro de metro y medio de ancho.
Dentro de la explicación de Lomas, se levantó de su silla y tomó en su mano el medidor Geiger de radiación.
Se acercó a la audiencia para que lo pudieran ver mejor. En este punto su explicación se volvió todavía más técnica, reiterando que los estándares de seguridad en una planta nuclear son muy altos y los que los riesgos son, a diferencia de la paranoia coloquial, muy bajos.
Después empieza a hablar Perni. Comienza con un mapa con la ubicación de las centrales nucleares en el mundo: es evidente que están en el hemisferio norte, sobre todo en Europa, Estados Unidos y Japón.
Por lo delicado que es la tecnología nuclear, se requiere de una gran regulación y por lo mismo se creó el tratado de no proliferación nuclear.
Hay tres pilares de lo que se acepta al firmar o ratificar este tratado: en primer lugar, los países que ya tienen armas nucleares se comprometen a no transferir tecnología nuclear, a no asistir en el desarrollo de armas nucleares y a no proveer ningún tipo de información al respecto.
Asimismo, los países que no tienen armas nucleare se responsabilizan de no recibir, no manufacturar, y no adquirir armas nucleares, así como no recibir asistencia ni información al respecto.
El segundo punto, es la promesa de no usar armas nucleares; la única excepción es usarlas en respuesta a un ataque nuclear, o a armas convencionales provenientes de un país en alianza con otro con armas nucleares. Por último está el desarme nuclear: no es suficiente no desarrollar más armas o más tecnologías, es necesario disminuir lo que ya se tiene.
La realidad, es que ningún estado que tiene armas nucleares considera de manera seria deshacerse de ellas: es una cuestión de confianza, donde ésta es inexistente.
Existen pocos países que no han aceptado el tratado -India, Israel y Pakistán-, y sólo un estado que estaba dentro y después salió, Corea del Norte.
Por último está Mario González, que habla sobre el temor de una crisis nuclear. Su primera premisa es que el tratado de no proliferación, no es otra cosa que un tecnicismo imperialista.
Las cinco potencias que tienen armas nucleares –Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido- deciden quiénes pueden y quiénes no.
Estas cinco potencias fueron las primeras que tuvieron armas nucleares y los primeros que usaron esta energía.
Está la idea generalizada de que, aún en estos pocos países que tienen poder, Estados Unidos es el que controla y controlará todo lo referente a lo nuclear. Se sabe de casos en los que se han sustraído materiales radioactivos de reactores nucleares estadounidenses, pero no se ha hablado sobre ello.
González termina rápidamente su aportación, para poder dar tiempo a una sesión de preguntas y respuestas.
Se contestan algunas preguntas de parte de la audiencia, y termina la conferencia. Los asistentes salen con cuestiones resueltas, pero el saber más también te hace preguntarte más, por lo que empiezan a dudar más aspectos sobre todo el problema que se ha originado en Japón.
Redactó Sheila Castro (LMI) del ITESM.-
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