Oaxaca, Oax.-
Enrique Varela Marrufo es diseñador gráfico y co-fundador de Casa Bestia, un espacio para el arte y la creatividad que se encuentra en la ciudad de Oaxaca.
A pocas horas de la inauguración de la exposición Aquí también se juega, él aún está en el proceso de terminar su art toy: un bebé con los brazos tatuados, parado sobre una carriola que en vez de ruedas tiene brazos y piernas enormes, junto con un tablero de control.
Confiesa que el juguete de arte o juguete de autor es una ocupación que lo relaja; la gran mayoría de figuras que elabora son las llamadas de acción, a las que les coloca un sello con la leyenda “El maléfico Doctor Bob”, que forma parte del imaginario de una historia de su autoría.
“Tengo una historia, armada desde hace mucho tiempo, y uno de los principales motivadores que me puso a escribir esa historia fue el poder hacer las figuras de acción de los personajes; luego se volvió como un círculo”, expresa.
El artista expresa que también es fanático de los detrás de cámara de las películas, en los que se observa cómo se realizan los efectos especiales, sobre todo aquellos que se hacen de manera manual y no tanto los que se realizan con la ayuda de una computadora; aunque tampoco les resta ningún mérito.
“En realidad, es un hobby que creo viene desde la primaria y secundaria; me puse a hacer juguetes o intervenirlos, más que hacerlos, y luego en la universidad, cuando apenas empezaban las redes sociales, empecé a ver cómo había gente que hacía figuras de acción de personajes de esas de caricaturas o de historietas con plastilina epóxica y que luego los pintaban con pinturas de modelismo, con un nivel impresionante e incluso mejor que el de las grandes industrias de juguetes”.
Para la exposición de art toy Aquí también se juega, su juguete dista mucho de sus figuras de acción: el “Niño Bólido” fue construido a partir de piezas reciclables de otros juguetes, emplazadas sobre una caja que él mismo elaboró para su diseño.
Mientras que para sus figuras de acción, la mayoría de las veces usa como base las partes de otros juguetes que suelen estar conectadas por articulaciones que les permiten cierto movimiento; estas piezas son transformadas con ayuda de materiales como la plastilina epóxica, entre otros.
“En las figuras de acción, de entrada buscas que sea muy articulada, entre más articulación puedes ponerle o rescatar a la hora de esculpir.
“Hay mucho coleccionista que lo que le gusta es poner sus figuras en la caja y en una cierta posición el juguete, y a muchos aún nos gusta jugar con los juguetes. A mí me relaja un chingo jugar e inventar historias”, comparte el creador.
Tuvo una formación integral
Enrique Varela estudió diseño gráfico en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la Ciudad de México, y en la Universidad Iberoamericana de Puebla.
Al tocarle una huelga en la UNAM, tuvo que dejar sus estudios y concluirlos en la Ibero, pero eso permitió que sus habilidades manuales y tecnológicas se fortalecieran.
Mientras que en la universidad pública debían realizar los trabajos de forma manual a finales de la década de los noventa, por falta de computadoras o material tecnológico, en la universidad privada pudo tener acceso a este conocimiento.
Esta dualidad en sus estudios también le permitió estar preparado para un mercado laboral pobre para los diseñadores gráficos, ya que se trata de una profesión que se ha devaluado en el sector empresarial por el desarrollo de aplicaciones digitales.
Al mismo tiempo, el avance digital ha permitido que los diseñadores gráficos se vuelquen a realizar piezas de autor que tienden hacia el arte o que elaboren productos que van desde cuadernos personalizados o con diseño de autor, hasta muebles o diseño industrial.
“La falta de recursos también era una generación en la que la tecnología aplicada al diseño gráfico para su producción estaba en ciernes, además de cosas que ya no se usan pero creo que de cierta manera te dan la capacidad para resolver cosas de manera análoga sin necesidad de tener la tecnología de ahora”.
Sobre el art toy, afirma que es un movimiento que no es nuevo y que al menos tiene un par de décadas o tal vez más, en el que los diseñadores empezaron a crear juguetes de autor, cuya principal característica eran las producciones limitadas y en las que se veía reflejada el sello personal del creador.
El boom del art toy en México, dice Enrique Varela Marrufo, sucedió cuando las redes sociales empezaron a exhibir de forma masiva a los creadores de este tipo de juguetes; no obstante, se trata de una actividad que se lleva a cabo desde hace más de 20 años, con piezas que se volvieron icónicas de una primer oleada de artistas, sostiene.