Cd. de México.-
¿Qué pasaría si las cenizas de Diego Rivera o de David Alfaro Siqueiros terminaran convertidas en diamantes para ser exhibidas en una galería de arte?
Eso es lo que sucedió con las cenizas del artista y arquitecto Luis Barragán. Sus restos forman parte de una exposición, exhibida hasta el pasado lunes en una galería suiza, a donde llegaron tras ser transformados en un diamante, dentro de un proyecto realizado por la artista estadounidense Jill Magid.
De acuerdo con “The New Yorker”, la artista conceptual tomó parte de las cenizas del famoso arquitecto jalisciense, quien fue Premio Pritzker de Arquitectura (1980), con la finalidad de crear una gema para un anillo de compromiso que le sería entregado a Federica Zanco, la propietaria del archivo documental de Barragán que se encuentra en Suiza. Lo que Magid pretendía era un intercambio; ella les dejaba el anillo y los dueños le cederían dicho archivo. La intención no se cuestiona, pero ¿era necesario tomar restos del arquitecto?
Ahora, el anillo forma parte de una exposición titulada “La propuesta”, que incluye documentos oficiales de permiso de la familia de Barragan y el gobierno mexicano e imágenes de la exhumación.
La muestra se exhibió en el Kunst Halle Sankt Gallen en St. Gallen, Suiza hasta esta semana, y a partir del 9 de noviembre llegará al Instituto de Arte de San Francisco.
A todo esto nos preguntamos ¿qué recibió a cambio la familia de Barragán? y ¿qué pensaban las autoridades de Guadalajara al permitir la exhumación y utilización de las cenizas?