Cd. de México.-
La pandemia actual ha obligado al distanciamiento social para evitar el contagio del coronavirus y reintegrarnos a las actividades habituales, sin embargo, el aislamiento ha provocado graves problemas en la salud mental, ya que los síntomas como el estrés, la fatiga, ansiedad, depresión o perdida de concentración se han vuelto recurrentes durante este tiempo y afectan, principalmente, a niños y jóvenes.
El Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav) explicó, en un comunicado, que la salud mental es el estado de equilibrio en el que se desarrolla el bienestar psíquico, social y emocional. Estos factores influyen en la manera en que pensamos y reaccionamos ante momentos de cansancio mental (estrés).
De acuerdo con el farmacobiólogo Alonso Fernández-Guasti existen pruebas que el aislamiento en humanos y en animales puede alterar la conducta, como en el caso de la irritabilidad, estado que desencadena comportamientos impulsivos, así como un temperamento explosivo.
“En el caso de la irritabilidad se podría asociar con un aumento de la violencia familiar”, por ejemplo, las parejas actuales normalmente tienen demasiado “aire en su relación”, es decir, ventanas sin estar en compañía de su pareja, pero con el encierro pasan mucho tiempo juntos, día y noche, con una interacción intensa, sin contar con espacios de libertad, entonces eso les provoca mucho estrés e irritabilidad, sin distinción de género, expuso el doctor del laboratorio de farmacología conductual del centro.
Aunque el confinamiento ha sido generalizado, hay ciertos rangos de edad donde estos síntomas afectan en mayor medida, como en el caso de las niñas y los niños porque al ser sociables por naturaleza, el encierro les provoca problemas en las etapas del juego.
Mientras que los jóvenes, a quienes estos encierros han afectado otras etapas de socialización, como lo son el reforzamiento de vínculos amorosos, sexuales y amistosos, fundamentales para su desarrollo, refirió el académico.
En consonancia, los expertos del Cinvestav hicieron alusión a un estudio símil, realizado por la psiquiatra Rosa Ulloa Flores, del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Este trabajo contó con la participación de niños, adolescentes y adultos jóvenes. Los resultados indicaron que más del 50% de ellos presentó síntomas de trastornos depresivos o ansiosos, en tanto que otros reportes, realizados en Alemania, mostraron que dos tercios de la población infantil y las adolescencias se sintieron afectados por la pandemia.
Este trabajo demostró -además- los trastornos mentales en general se duplicaron y los relacionados con la ansiedad incrementaron en un 60% a diferencia de estudios anteriores.
La doctora Ulloa Flores consideró que la violencia es un fenómeno ligado a los problemas de salud mental, ya que se presenta de forma bidireccional: “una persona con ansiedad o depresión puede tornarse irritable y recurrir con mayor frecuencia a la violencia, y una persona que sufre violencia se verá afectada en su salud mental, por lo tanto, es importante incluir la evaluación y el tratamiento de estas alteraciones en todas las personas afectadas por la violencia doméstica”.
Por todo esto, los expertos consideraron que es necesario promover en casa acciones para la protección del desarrollo de patologías mentales, como ejercitarse, realizar nuevas actividades recreativas o hacer uso de la meditación para controlar el estrés.
“Muchos de estos síntomas corresponden a reacciones breves o de ajuste; si la persona recibe atención oportuna y aplica las medidas señaladas, serían reversibles; sin embargo, aún se realizan estudios para determinar factores asociados a problemas crónicos de salud mental”, aseguró Rosa Flores.