México, D.F. / Diciembre 28.-
Aunque en 2010 más de 444 mil personas, fundamentalmente mexicanos, visitaron la exposición “El mundo invisible de René Magritte” en el Palacio de Bellas Artes, el año que concluye estuvo determinado por las conmemoraciones del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana.
El hecho de que la Real Academia de la Lengua, que congrega a las 22 academias de países donde se habla español, lanzara sendos diccionarios sobre la nueva gramática, la ortografía y los americanismos, propuestas que no pudieron evitar la crítica, fueron sucesos memorables pero nunca comparables al evento que robó cámara durante todo el año: los festejos del Bicentenario y del Centenario que incluyeron 2 mil 435 acciones, según el Catálogo Nacional de Proyectos para las Conmemoraciones de 2010.
El año que termina incluyó distintos sucesos importantes en materia cultural y artística. Exhumaciones de los restos de los próceres de la patria, desfiles fastuosos por avenida Reforma, espectáculos de luz y sonido en la Plaza de la Constitución; exposiciones, nuevas ediciones de ortografía y gramática de la lengua española, presencia de la literatura mexicana en distintas ferias del mundo, concursos de bell canto y una serie de mesas redondas que fueron vistos por miles de televidentes.
Los abusos del festejo
Cuatro años después de que el presidente Vicente Fox decretará en 2006 la organización de los festejos, y luego de cinco cambios de director, el 15 y 16 de septiembre de 2010, el Paseo de la Reforma y la Plaza de la Constitución se convirtieron en el escenario donde miles de artistas y voluntarios expresaron su arte inspirado en las cuestionadas -por onerosas y poco reflexivas- conmemoraciones.
Con las críticas al festejo -que incluyó actos cívicos, magnas exposiciones, creaciones artísticas, actividades académicas, ediciones de libros, concursos, proyectos digitales, carros alegóricos, presentaciones escénicas, conciertos masivos y obras de infraestructura- pasó el año; así, entre los cuestionamientos y la polémica.
La fiesta que tuvo entre los elementos en contra que no propuso una reflexión entre los mexicanos, que fue un festejo a medias pues no se concluyó la Estela de luz -que se quería un arco Bicentenario- y que fue pensada como una celebración fastuosa a cargo de la empresa Instantia Producciones, dirigida por el australiano Ric Birch, costó a lo mexicanos por lo menos 2 mil 900 millones de pesos, como afirmó Alonso Lujambio el 21 de julio de 2010, al hacerse del control de la organización. En 2007, tenían un presupuesto inicial de 50 millones de pesos.
Aún cuando en el año se desarrollaron distintos actos, muchos fueron criticados, como la exposición “México en tus sentidos”, que montada en la plancha del zócalo mostraba a México en su diversidad, según Willy Souza, fotógrafo que para varios de sus colegas no contaba con la trayectoria para tal encomienda, pero que fue vista por cinco millones 720 mil personas.
Otras dos de las 75 exposiciones organizadas fue México: 200 años. “La patria en construcción”, que aún se exhibe en la Galería de Palacio Nacional y que está conformada por 500 piezas históricas y artísticas, entre pintura, escultura, grabados, manuscritos, documentos originales, impresos, monedas, indumentaria, textiles, armamento, fotografías y mobiliario; así como Zapata en Morelos, exhibida en el Museo Nacional de Historia.
La fiesta del Bicentenario que se guió por el lema “200 años orgullosamente mexicanos”, incluyó otras acciones más, como el foro de discusión Discutamos México y el reality show “Ópera prima2; así como la muestra México, un paseo por la historia, que se exhibió en la Expo Guanajuato Bicentenario y que tuvo un costó de mil 100 millones de pesos y que ha recibido más de 445 mil visitantes. Sin olvidar el desfile con los restos exhumados de 12 caudillos insurgentes de la lucha de Independencia de 1810 que “pasearon” de el Ángel de la Independencia al Museo Nacional de Historia, encabezados por el presidente Felipe Calderón.
Polémica por el Palacio de Bellas Artes
Apenas unos días después de que el presidente de México reinauguró el pasado 19 de noviembre la sala principal del Palacio de Bellas Artes, surgieron las críticas a la obra que implicó una inversión de casi 700 millones de pesos para la “intervención urgente” realizada en dos años.
Atrás quedó la ceremonia de reinauguración a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional, que bajo la dirección de Carlos Miguel Prieto interpretó el Himno Nacional, el Huapango de Pablo Moncayo y varias piezas de Ludwig van Beethoven, Guiseppe Verdi y Richard Wagner.
Pese a que se trató de otro de los sucesos de 2010, los trabajos de remoción a la sala principal del Palacio de Bellas Artes, inscritos en las conmemoraciones del Bicentenario, comenzaron a ser cuestionados por la comunidad artística y los trabajadores del recinto, quienes han declarado que existen graves problemas técnicos en el recién remozado teatro y que el escenario presenta un desnivel, en la parte central, de unos cinco centímetros, debido al tonelaje de la concha acústica. Críticas que siempre han sido negadas por la directora del INBA, Teresa Vicencio.
Para hablar y escribir mejor
El pasado 16 de diciembre, los príncipes de Asturias, Felipe de Borbón y Letizia Ortiz, presidieron la presentación oficial de la Ortografía del español, uno de los trabajos que durante este 2010 concluyó la Real Academia Española (RAE), que agrupa a las 22 academias de la lengua española. La nueva obra, editada por Espasa, trata de unificar las normas que regulan la escritura del idioma que comparten 400 millones de personas en el mundo.
Ese volumen, que definieron como parte de un programa de “celebración de la unidad panhispánica”, que tiene casi 800 páginas, fue fruto del trabajo de ocho años; pero no fue el único suceso protagonizado por la RAE, en noviembre, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, presentaron la Nueva gramática de la lengua española, que contiene cerca de cuatro mil páginas en la versión amplia de dos tomos y mil páginas del manual, en la que participaron 200 personas a lo largo de 11 años de investigación.
Otro que este año vio la luz fue el Diccionario de americanismos, también realizado por las 22 Academias de la lengua a lo largo de 11 años y que contiene al menos 70 mil entradas en dos mil 333 páginas.
Sin embargo, no fueron los únicos diccionarios importantes que se publicaron en 2010. En México apareció en noviembre, el Diccionario de Mexicanismos, realizado por la Academia Mexicana de la Lengua y el cual contiene 11 mil 400 voces y 18 mil 700 acepciones como ñerez, güey, ¡íngasu!, narcocorrido, ¡¿quióbole?!, chingaputimadral, guarro, wachear, péiper y chingüengüenchón…
A los anteriores se sumó el Diccionario del español de México, que contiene 25 mil vocablos, cerca de 50 mil significados o acepciones, que se presentan en más de mil 700 páginas en dos volúmenes. La edición, que fue coordinada por el lingüista Luis Fernando Lara y publicado por El Colegio de México, es resultado de más de 37 años de trabajos.
Los artistas que sedujeron
Este año también fue pródigo en sucesos en materia de artes pláticas. De las decenas de muestras inauguradas a lo largo del año en los recintos del país, en especial de la ciudad de México, destacó la muestra pictórica del artista belga René Magritte, en el Palacio de Bellas Artes. Bajo el título “El mundo invisible” de René Magritte, la muestra dedicada al artista nacido en 1889 y fallecido en 1967, permaneció cerca de cuatro meses en cartel y registró una afluencia de 444 mil personas.
Miles de mexicanos convirtieron esta exposición, que reunió más de 152 obras, procedentes de algo más de una treintena de colecciones internacionales, como la londinense galería Tate, el centro Pompidou de París y el Museo de Arte Moderno neoyorquino, en la más visitada de las que albergó el recinto durante este año.
La asistencia a la muestra del artista surrealista, que es autor de obras como “Golconda”, “El hijo del hombre” y “El beso”, fue superior a los 400 mil visitantes que acudieron a ver la exposición Frida Kahlo 1907-2007, que se exhibió en el mismo recinto durante 2007.
Otras muestras que tuvieron buena recepción a lo largo del año fue Max Ernst. Una semana de bondad, dispuesta en el Museo Nacional de Arte y que concluyó el pasado 12 de diciembre. Esa exhibición, que reunió 184 collages originales del artista alemán, fue vista por más de 100 mil personas; así como Pierre Soulages desde México, con la cual hizo su reapertura el Museo de la Ciudad de México, tras varios meses de intervención.
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