Hambre, desdicha, enfermedad y empobrecimiento, es el saldo de las inundaciones en las partes bajas de Tampico, Madero y Altamira tras el desbordamiento de los ríos Pánuco y Tamesí, a causa de las torrenciales lluvias que cayeron en días recientes.
Esta vez el agua acabó con todo lo que tocó a su paso y el trastorno fue tres veces mayor al del año pasado según estimaron autoridades de Protección Civil.
En la colonia Mano con Mano, una de las más afectadas, alrededor de 300 familias tuvieron que abandonar sus hogares e improvisar tiendas con lonas y tablas a la orilla del libramiento a Altamira. No quisieron trasladarse a los albergues por temor a ser despojados de sus casas ubicadas en terrenos irregulares.
En las imágenes puede apreciarse la precariedad con la que los lugareños desplazados por la naturaleza duermen, se alimentan y asean. Hasta una pollería fue instalada para intentar soslayar la crisis.
Por las noches el peligro de los lagartos, serpientes y el acecho de los zancudos hacen aún más complicada la existencia de ancianos, jóvenes y niños principalmente.
Aurelia Loyola, quien es ama de casa, lo perdió todo. Ahora cocina con leños y vive en la miseria junto con su esposo e hijos. Su futuro es incierto y sólo espera que disminuya el nivel del agua para regresar a su vivienda.
Así como ella, se calcula que en la zona metropolitana más de 30 mil personas sufrieron los estragos de las inundaciones. Muchas de ellas aún deben transportarse en lanchas para evitar que les roben de sus hogares lo poco que les quedó.
En Tampico fueron 11 las colonias más perjudicadas, en Ciudad Madero 18 y en Altamira 12. Inclusive, tuvo que intervenir el Fondo Nacional de Desastres luego de que la Conagua declarara la región sur de Tamaulipas como zona de desastre.
La cámara de HCN llegó hasta donde confluyen un brazo del río Tamesí, la laguna El paso del Chairel y el punto del Zapote, un sitio de por sí peligroso por la presencia de lagartos que se pasean entre el fangoso suelo.
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