Guadalajara, Jal.-
La especialista María del Carmen Esquivel Vargas afirmó que la alimentación exclusiva con leche materna desde el nacimiento y hasta el primer o segundo año de vida, permite una mejor absorción de nutrientes por su contenido de hierro, enzimas e inmunoglubinas y previene trastornos en el crecimiento del infante.
La pediatra adscrita al Hospital General Regional 180 del Instituto Mexicano del Seguro Social (MSS) en Jalisco indicó que la leche materna tiene los componentes biológicos necesarios para el lactante.
“Una fórmula no contiene la misma concentración de hierro, no tiene enzimas que mejoran la digestión y que proveen de probióticos naturales que permiten la colonización de bacterias benéficas en el tracto intestinal para una adecuada absorción de nutrientes”, explicó.
Refirió que el desarrollo y crecimiento suele ser mayor en niños alimentados con leche materna en comparación con los que sólo consumen fórmulas lácteas, “y la lactancia materna previene retrasos en el crecimiento al combatir enfermedades recurrentes en menores”.
Expresó que las enfermedades respiratorias y diarreicas típicas en pre escolares y escolares pueden interferir también en el crecimiento del infante si son frecuentes derivado de que generan afectaciones en la absorción de nutrientes.
“Si son muy frecuentes pueden detener o retrasar el crecimiento de un niño, pueden ocasionar una mala absorción de nutrientes aunque se tenga un buen aporte, las más comunes por la edad son infecciones de vías respiratorias y diarreicas”, expuso.
Detalló que otras causas comunes del retraso en el crecimiento del menor son las enfermedades congénitas como Síndrome de Down, hipotiroidismo, Síndrome de Turner, e incluso cardiopatías, que generan lo que se conoce como talla baja.
Afirmó que una vez determinado el origen del trastorno en el desarrollo del menor, se procede a implementar el tratamiento que por lo regular se basa en el suministro de la hormona del crecimiento.
Explicó que otro aspecto a considerar es el genético, “ya que la estatura de los padres también influirá en el desarrollo del niño, de hecho se aplica el método Tanner para obtener de acuerdo a la talla del padre y la madre un estimado del tamaño que tendrá el infante al concluir su etapa de adolescencia”.
Destacó que la alimentación en niños no lactantes debe ser balanceada, acompañada de frutas, verduras y proteínas como la carne de pollo y res en el primer año.
Manifestó que después de los dos años es recomendable incluir pescado, huevo y carne de cerdo, para proveer los nutrientes necesarios para que el niño alcance el máximo desarrollo al final de su adolescencia.
Añadió que a partir del nacimiento y hasta el primer año de vida, en términos normales el niño crece de 23 a 26 centímetros.
Resaltó que a partir de que el menor llega a la pubertad y desarrolla caracteres sexuales secundarios la velocidad de crecimiento disminuye un poco y conforme a lo esperado aumenta en estatura de siete a 12 centímetros por año.
Indicó que con el fin de prevenir oportunamente retrasos en el crecimiento, “en el primer año de vida el infante debe ser medido y pesado cada mes en su Unidad de Medicina Familiar o en su visita al pediatra”.
“Posterior al año de vida, la revisión debe ser anual, y estas verificaciones forman parte del esquema PrevenIMSS, aplicado a niños de cero a nueve años de edad”, dijo.
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