Monterrey, N.L.-
“Yo pienso que sigo leyendo como cuando era niño, como cuando leí por primera vez; no leo como que estudié letras o que pudiera hacer un trabajo de crítica literaria, pues lloro, me río y me emociono tanto que hasta me pongo de pie“, expresó el novelista Élmer Mendoza (Culicacán, Sinaloa 1949 ) ayer por la mañana en la Casa Universitaria del Libro.
EL autor de “El amante de Janis Joplin“, “La Prueba del Ácido“ y “El Misterio de la Orquídea Calavera“, entre otros títulos, fue uno de los escritores invitados a la charla “Cómo me hice lector” -que se realiza los martes en el espacio cultural -en la que compartió sus primeras experiencias como lector a jóvenes universitarios y público en general.
Abrió su presentación haciendo una referencia a que el evento era en la mañana al igual que en una parte del relato de “Rayuela“ de Julio Cortázar.
“Cuando leí Rayuela hace muchísimos años, ahí hay una escena donde hay una conferencia en la mañana y yo decía: ¿cómo una conferencia a las 11 de la mañana?, no tenía idea de que fuera posible; ahora he hecho varias y me da mucho gusto hacerlas porque es muy buena hora para todos“, aclaró.
Recordó que fue en la primaria cuando tuvo su primer encuentro con un libro, el cual no leyó pero se lo compró su mamá por encargo del profesor, pero luego gracias a los cómics, nació su afición por la lectura.
“El primer encuentro -con la literatura- fue que en mi barrio compraban cómics y uno de nuestros vecinos vendía en el centro, entonces ahí veíamos a todas esas revistas: a Superman, al Llanero Solitario y Hopalong Cassidy.
“Después vinieron otros como Chanoc, Alma Grande -eran cómics norteños, que era entre yaquis, que pasaba en Sonora- y nosotros lo leíamos, y ¡claro ! el Santo el Enmascarado de Plata, ahí en el barrio les decíamos `cuentos´ y ya como en la secundaria, empecé a leer la novela de vaqueros, era fascinante y fue mi primer encuentro con la figura del héroe“, añadió el escritor sinaloense.
Pero también con su primer “antiheroe”, pues un día se topó con “Don Quijote de la Mancha” de Miguel de Cervantes Saavedra.
“Una vez entré a una casa de ahí en mi barrio, porque en aquel tiempo entrábamos a las casas sin tocar y vi un ejemplar de Don Quijote, era un librote y entonces empecé a ir todos los días para leerlo. Y en el tercer capitulo pierde una pelea .
“Entonces, yo no me explicaba por qué había perdido, si él era el héroe. Según mis cuentas yo llevaba como 14 capítulos, y cuando regresé para seguir leyendo ya no estaba el libro, le pregunté a la dueña de la casa y me dijo que así como había aparecido, había desaparecido“, relató.
Y su gran encuentro con la literatura de ficción fue cuando después de ir a la Biblioteca, en donde trabajaba una vecina, tomó un libro de filosofía el cual bastó leer solo los primeros párrafos para cerrarlo y devolverlo al día siguiente. Pero cuando le comentó a la chica que el libro no había capturado su interés, ella le extendió otro ejemplar.
“Me dio `20 mil leguas de viaje Submarino de Julio Verne´ y creo que ese fue mi entrada al mundo de la ficción; empecé a leer la novela y me enganché de inmediato.
“Esa novela me atrapó desde la segunda página y no la solté. Además, volví a encontrar al héroe, un héroe en apuros, al capitán Nemo, que tenía que superar muchos problemas junto con su tripulación“, indicó Mendoza.
También recordó que leyó a Juan Rulfo cuando estaba en Instituto Politécnico Nacional e hizo un trabajo para una tarea y su maestra que era egresada de Literatura de la UNAM, le sugirió que estudiara Letras Hispánicas en esta universidad, pues ella vio en el a un escritor en potencia y también por ello le recomendó que leyera a los escritores del “boom latinoamericano” como Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa.
Y sobre el último libro que leyó, comentó que se trata de Temporada de Huracanes, una novela de Fernanda Melchor (1982) publicada por Random House Mondadori.
“Es una historia tremenda, los invito a que la lean, y si quieren también chequen la reseña que hice en El Universal. Es una novela que duele, pero que está muy bien escrita, sobre todo si les gusta leer literatura intensa, y literatura escrita por mujeres; porque siempre el punto de vista de las mujeres siempre es muy sutil y a mí me encanta, porque es tener otra visión que los varones no tenemos“, puntualizó Élmer Mendoza.