Ciudad de México.-
“Morirme” dijo Elena Poniatowska a la pregunta de qué le falta por hacer a sus 90 años. La escritora y periodista que con el depósito de su obra reunida inauguró la Biblioteca CASUL de escritoras, reviró la pregunta: ¿Qué le puede faltar a uno cuando tiene 90 años? Ese es el paso futuro, es el paso a futuro”, señaló la escritora que sostuvo una conversación con la escritora Adriana Malvido, la antropóloga Marta Lamas y con Guadalupe Alonso, directora de CASUL, la Casa Universitaria del Libro de la UNAM.
A la autora de “La noche de Tlatelolco” y “Hasta no verte Jesús mío” también le plantearon la pregunta de qué le diría hoy a sus 90 años a la niña de ocho o nueve años que todavía no viajaba ni descubría México.
“Le diría lo que nos decimos todas las mujeres, le diría que trabajara más, que estudiara más, que leyera más, que escuchará más, y que también tratara de adquirir a lo largo del tiempo, con sus propios instrumentos, su papel y su lápiz, con sus hijos, con las cosas que le van sucediendo, que adquiriera algo que es muy importante para todos nosotros, es la capacidad para la felicidad, el método, la manera de ser, los pasos hacia eso que es tan importante que
es la felicidad”, afirmó la escritora.
Durante la charla, Elena recordó sus primeras entrevistas, sus métodos para realizarlas, el estilo periodístico que le imponía a sus trabajos y que la hacían pasar como una “loca”, también habló del humor “ingenuo” con el que reporteaba, de los “candidez” provocadora con la que cuestionaba a los políticos corruptos, de sus amistades en el periodismo y sus enemistades; de su pasión por preguntar a todo mundo, desde su nana Magda hasta todo aquel que se ponía en su camino.
“A Magda le preguntaba por su propia vida y más tarde seguí pregunte y pregunte y luego me casé con un astrónomo pero él se aburrió y me decía ‘ya cállate, ya no preguntes’ pero me aguantó”, relató Poniatowska, quien dijo que cuando se es joven uno tiene mucha energía y mucha inconsciencia, y recordó que fue mal vista cuando empezaba sus entrevistas o notas sin las preguntas básicas del periodismo.
“Las reglas de cómo, donde cuándo y por qué, cualquier noticia que des, cualquier crónica que hagas, tienes que responder, es una ley que no se puede romper: cómo, cuándo, dónde y por qué, y yo nunca decía ni cómo ni cuándo, no decía absolutamente nada, y a veces quizás si desesperaba al jefe de información e incluso al director del periódico”, dijo Elena, quien recordó a su tía Pita Amor.
Adriana Malvido dijo que sus 90 años han sido una fiesta para Elena Poniatowska pero también para quienes “la admiramos y la queremos porque hemos gozado mucho esta celebración”; en tanto que Marta Lamas reconoció en Elena a una gran autora muy divertida también es muy crítica.
“En 1976 conocí a Elena en la revista ‘fem’, ella se burlaba de las feministas y decía ‘no, yo soy feminista’ y de repente soltaba unos análisis y unas cosas que decías ‘qué bárbara y dice que no es feminista’”, dijo Lamas de Elena y leyó pasajes de la obra de Poniatowska en los que cuestiona la rivalidad entre las mujeres más que la unió entre mujeres y los que serían capaces de lograr, “era muy aguda y muy dura en lo que decía”.
En la Biblioteca CASUL de escritoras que está concebida como un espacio para la difusión de la obra de autoras destacadas en la literatura mexicana y latinoamericana, la obra reunida de Elena Poniatowska estará a la disposición para su lectura y consulta.