México, D.F.-
La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) estima que el 30 de abril la nave espacial Messenger, que puso en órbita en 2004 para estudiar a Mercurio y que brindó hallazgos extraordinarios e importantes innovaciones tecnológicas, se impacte con la superficie de ese planeta, luego de quedar sin combustible.
El organismo informó que Messenger chocará a una velocidad de más de 3.91 kilómetros por segundo en el lado más lejano de Mercurio, por lo que los científicos no podrán ver en tiempo real la ubicación exacta del impacto.
En un comunicado, el organismo refirió que el martes pasado los operadores de la misión en el laboratorio de la Universidad Johns Hopkins de Física Aplicada en Laurel, Maryland, completaron el diseño de la cuarta maniobra para corregir la órbita y retrasar el impacto de la nave en la superficie de Mercurio.
La última maniobra está programada para el 24 de abril, cuando los científicos declaren a la nave sin propulsor, ya que con dicha operación se agota casi todo el gas helio que le quedaba.
“En ese momento, la nave espacial ya no será capaz de luchar contra el empuje hacia abajo de la gravedad del sol”, señaló Daniel O’Shaughnessy, ingeniero de sistemas de la misión.
La nave Messenger permitió que por primera vez en la historia haya información de Mercurio y lo muestre como un mundo fascinante de nuestro diverso sistema solar, indicó el administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA en Washington, John Grunsfeld.
Mientras las operaciones de la nave espacial terminarán, estamos celebrando a Messenger como algo más que una misión exitosa. Es el comienzo de un viaje más largo para analizar los datos que revelan los misterios científicos de Mercurio, añadió.
En un recuento por la travesía de Messenger, destacó que la nave viajó más de seis años y medio antes de poder orbitar alrededor de Mercurio el 18 de marzo de 2011, una vez en su órbita recogió datos a lo largo de un año.
Dijo que como un hallazgo clave de la ciencia en 2012 fue la evidencia que apoyó la hipótesis de que Mercurio alberga abundante agua congelada y otros materiales volátiles en sus cráteres polares y que el hielo en esas áreas sería del tamaño de Washington con más de dos kilómetros de espesor.
La información recabada por Messenger también permitió que por primera vez los científicos vieran cómo los planetas interiores, incluida la Tierra adquieren agua y algunos componentes químicos básicos para la vida.
Además de los descubrimientos científicos, la misión proporcionó muchas novedades tecnológicas incluyendo el desarrollo de una sombrilla de tela cerámica para resistir el calor y altamente reflectante que aisló la radiación solar directa a los instrumentos y aparatos electrónicos de la nave espacial, algo vital para el éxito de la misión dada la proximidad de Mercurio al Sol.
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