México, D.F.-
Como uno de los más reconocidos artesanos de la palabra contemporánea fue recordado hoy por amigos y compañeros de oficio el escritor mexicano Daniel Sada (1953-2011), quien falleció el pasado 18 de noviembre.
Ante una nutrida audiencia que se dio cita en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, Christopher Domínguez, Iván Trejo, Yuri Herrera y Federico Campbell entablaron una charla en torno a la vida y obra de Sada, a través de anécdotas y recuerdos.
En la mesa, moderada por Jaime Mesa y con las lecturas evocativas a cargo de Marcela Sánchez Mota, el escritor Federico Campbell recordó que cuando Daniel Sada estaba becado en el Centro Mexicano de Escritores, a Salvador Elizondo le inquietaba su estilo muy particular.
Y es que en su sintaxis personal a Daniel Sada no le importaba mucho lo que estuviera sucediendo en la trama de sus novelas y cuentos, apuntó el autor de “La clave Morse” (2001).
De acuerdo con el también autor de “Transpeninsular”, tal vez, en ese arte poético narrativo reside el legado literario y la originalidad inimitable del escritor que dejó en prensa su última novela “El lenguaje del juego”.
“Traía en la sangre su vocación de escritor, pero de nada le habría servido si no hubiera conjurado la dificultad de la concentración de por lo menos cinco horas diarias, inventando sus sueños”, dijo Campbell, según da cuenta un comunicado del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
En su turno, Yuri Herrera aseguró que Daniel Sada puede ser un realista pero no de la realidad que miran todos, poniendo énfasis en los detalles para mostrar que sólo son eso, detalles.
“Sada no anuncia la complejidad de sus personajes, sino que deja que sus contradicciones y pasiones den cuenta de ello, descubre una y otra vez que es posible encontrar nuevos nombres para las cosas, no jerarquizando entre la lengua hablada y la escrita”, explicó Herrera.
Mientras que para Iván Trejo, Sada es y será un narrador prominente, uno de los mejores escritores nacidos en el norte del país, teniendo una clara influencia de la novela española del Siglo de Oro.
“Era un gran coleccionista de anécdotas, además tenía una gran gracia para contarlas, como si hubieran ocurrido el día anterior, sabía el papel crucial que juega la memoria en el oficio, se podría decir que el norte no es como lo pintan, si no como lo escribió Daniel Sada”, afirmó Trejo.
Mientras que Christopher Domínguez habló de la relación casi matrimonial que tiene con la obra de Sada, reseñando la mayoría de sus libros, aspecto que trajo algunas diferencias y también un gran vínculo.
“A veces cuando reseñaba algunos de sus libros de forma no positiva, podía sentir lo que Daniel pensaba de mí, casi de forma telepática en mis paseos por mi barrio”, anotó Domínguez.
De acuerdo con el historiador y ensayista, la buena literatura no es fácil y Sada invitaba al lector a irse con él a una aventura con equipaje ligero.
“Viene una gran época para la literatura de Daniel Sada, creo que va a ser muy leído y nos vamos a hartar de análisis de especialistas que encontrarán diversos significados simbólicos y hasta esotéricos en cada una de sus páginas”, auguró Christopher Domínguez.
“Su formación literaria era la de un escritor del siglo XVIII y cuando esa influencia chocó con la modernidad, creó una aleación insólita entre lo antiguo y lo presente”, concluyó.
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