Monterrey, Nuevo León.-
Al analizar el tema sobre el cuidado o los cuidados, hay que considerar desde la perspectiva que se realizan, para poder canalizarlos en forma adecuada hacia un entorno cercano o a nivel colectivo.
Ayer por la tarde se realizó el diálogo virtual ¿De qué hablamos, cuando hablamos de cuidados?, como parte de las actividades del Lab Cultural Ciudadano, LABNL y transmitida por CONARTE a través de Facebook con la participación de Lorena Ruiz, socióloga, investigadora y docente.
Sobre los cuidados que tenemos con el medio ambiente, con nuestros semejantes, y con nuestros seres queridos, dijo que lo vemos como algo de manera natural, pero hay ciertas complejidades en torno a este tema que se deben replantear.
“Cuidar a la familia y las personas que uno quiere es obvio y nos parece obvio cuando queremos hacerlo, cuando sabemos y podemos hacerlo; pero ¿qué pasa cuando no queremos, no podemos y no sabemos cuidar?
“Traigo esta complejidad porque muchas veces invisibilizamos el valor de los cuidados cuando lo damos por hecho. Eso nos pone en un conflicto porque ¿cómo podemos elegir no cuidar a alguien a quien queremos? ¿o cómo no elegir cuidar algo que nos importa? entonces nos pone en una encrucijada de descuidar el propio auto cuidado”, argumentó.
Alrededor de la palabra “cuidados”, giran otras también con gran poder como “reciprocidad”, “acompañamiento”, “solidaridad”, “apoyo mutuo”.
Por otro lado, comentó que “decir que no, creo que es una forma de cuidado; poner límites es una forma de cuidar los vínculos, y muchas veces es mejor decirle a alguien o a una comunidad : `ahora no podemos hacer esto, ahora no podemos responder a lo que necesitas ´y de esta manera, estamos cuidando ese vínculo, para poder estar en mejores condiciones cuando sigamos trabajando con ellos.
“Creo que esa idea de los límites en el cuidado de poder decir que no, tiene mucho que ver cómo sostener comunidades en un laboratorio ciudadano, que los cuidados no puedan ser a cualquier precio a cualquier costo”, destacó.
Señaló que las propias personas que participan en los laboratorios tienen una responsabilidad de cuidados.
“En un espacio como un laboratorio ciudadano cómo me afectan las cosas o cómo afectan a otros, puede ser muy diferente, es un ejercicio de convivencia. Al final, lo que estamos haciendo es compartir un proyecto que tenemos en común y que nos vincula.
“Y ese cómo lo vivimos y cómo nos afecta a cada uno en experiencia, surge en el mismo proceso en términos de conflicto y desencuentros; y lleva al conflicto, a la tensión, porque no vemos las cosas igual, ni las sentimos igual, porque lo que a unos nos parece bien, a otros no les agrada”, explicó la investigadora.
Lorena Ruiz es doctora en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Explora los ámbitos relacionados con la dimensión social de la salud desde la docencia universitaria y la investigación.
Entre 2014 y 2018 fue mediadora cultural y responsable del Laboratorio de Innovación Ciudadana de Medialab Prado, donde aprendió sobre el papel de la mediación y la cultura colaborativa en la creación de comunidades de aprendizaje. A raíz de esta experiencia realiza en la actualidad formación y consultoría sobre laboratorios ciudadanos y procesos de cooperación público-social para diversas instituciones.