Atlanta, E.U. / Mayo 1.-
Ponchó a sus primeros tres enemigos, lanzó cuatro entradas en perfecto orden, pero un descuido en la quinta entrada echó a perder el trabajo de Jaime García, quien salió sin decisión en el partido que los Bravos de Atlanta ganaron a los Cardenales de San Luis 6-5 la tarde de este domingo.
García (3-0) estuvo fenomenal durante cuatro innings en los que necesitó sólo 41 lanzamientos para sacar 12 outs. En la quinta McCann le abrió con sencillo al central, luego dominó a Uggla en elevado al derecho y permitió jonrón de Alex González para poner la pizarra todavía en favor de San Luis 4-2. El novato Brandon Hicks le pegó sencillo con corredor en segunda para producir el 4-3.
San Luis había tomado ventaja de 3-0 en la primera entrada sobre los lanzamientos de Derek Lowe y agregaron una más en la quinta entrada para llegar a estar arriba 4-0. El propio Jaime García colaboró en esa cuarta carrera al abrir el episodio con sencillo al derecho, avanzar en sacrificio y anotar desde segunda con hit de Albert Pujols. Podría ser que ese ejercicio extra bajó la fuerza del tamauliupeco porque en el cierre de la quinta le hicieron las tres carreras mencionadas.
En la sexta no tuvo problema para retirar en orden, pero en la séptima Dan Uggla la abrió con doble contra la barda del central, jugada que marcó la salida del zurdo mexicano. Ese corredor se convirtió en la carrrea del empate a cuatro y de esa manera García quedaba fuera del resultado.
En total, Jaime lanzó seis entradas y un bateador, le pegaron cinco hits, le hicieron cuatro carreras (tres limpias), dio una base y ponchó a seis para elevar su promedio de carreras limpias admitidas a 2.48. Su labor se opaca por el resultado, pero en realidad estuvo muy dominador, ya que de las seis entradas que lanzó, cinco las retiró en orden.
Los Bravos, que con esta victoria evitaron la limpia, hicieron una carrera en la novena entrada para dejar tendidos en el terreno a los Cardenales. Brooks Conrad conectó sencillo al central contra el derrotado Ryan Franklyn para darle el final dramático a un partido que había iniciado completamente del lado de los pájaros rojos.
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