Washington, D.C.-
Con el prospecto de una posible crisis si se agotan los recursos para tareas de seguridad nacional, el Congreso estadounidense retorna esta semana posicionado para una mayor confrontación con el presidente Barack Obama.
Cuando los miembros del Senado y la Cámara de Representantes reinicien sus trabajos el próximo martes después del receso de Pascua, la asignatura más apremiante será la aprobación del presupuesto regular para el Departamento de Seguridad Interna (DHS).
Los fondos autorizados en diciembre pasado por el Congreso bajo la figura conocida como “resolución continua”, cubrieron el costo operativo del DHS hasta el próximo 27 de febrero, por lo que la agencia se verá forzada a realizar despidos si no es aprobado el nuevo presupuesto.
Jeh Johnson, titular del DHS, anticipó este domingo que sin un presupuesto autorizado para el próximo viernes, su agencia se verá forzada a mandar a sus casas a 30 mil de sus empleados, poco más del 10 por ciento de su fuerza de 230 mil hombres y mujeres.
“Nuestros cuarteles generales van a quedar con un esqueleto de personal para apoyar nuestros esfuerzos”, dijo Johnson este domingo a la cadena CNN sobre la eventualidad de un cierre parcial de operaciones si fracasan las negociaciones, con miras a aprobar el presupuesto.
La asignación del presupuesto de 40 mil millones de dólares es visto con sumo interés debido a las ramificaciones que podría tener sobre la mayor agencia del gobierno federal, responsable del control de las fronteras, entre otras tareas críticas para la seguridad nacional.
La cámara aprobó ya un presupuesto de gasto regular que cubrirá las operaciones hasta el 30 de septiembre próximo, cuando concluye el actual año fiscal, aunque bloquea las acciones de alivio migratorio adoptadas por Obama.
La puja para mover en el Senado la iniciativa adoptada por los republicanos ha sido detenida hasta ahora por los demócratas, debido a que los republicanos no cuentan con los 60 votos que les permitirían avanzar su discusión y llevarla a voto del pleno.
Los demócratas insisten en una iniciativa limpia, sin enmiendas que, de ser adoptada, forzaría a los republicanos en la cámara baja a modificar su iniciativa, o bien negociar una homologación ante una conferencia bicameral.
Se estima que la reciente decisión de un juez federal en Texas de bloquear temporalmente la implementación de las nuevas medidas de alivio migratorio podría posibilitar esta última salida legislativa, al restar presión a los líderes republicanos de la cámara baja.
Lindsey Graham, senador republicano por Carolina del Sur, se pronunció por esta avenida, advirtiendo que dejar al DHS sin fondos abriría la puerta a escenarios de alto riesgo a partir de las amenazas terroristas que el país enfrenta.
Entrevistado por la cadena de noticias ABC este domingo, Graham sugirió que los republicanos podrían mostrar su apoyo a la batalla legal, presentando un recurso de “amigos de la corte” a favor de Texas y los 26 estados que demandaron el bloqueo de estas medidas.
“Yo estoy dispuesto a aprobar una propuesta de gasto para el DHS y dejar que las cortes sigan su curso. Lo peor que le puede pasar a esta nación es dejar sin fondos al Departamento de Seguridad Interna, dadas las múltiples amenazas que enfrentamos en nuestro territorio. Yo no seré parte de eso”, advirtió.
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