Tierra Caliente, Mich.-
Un día antes de los festejos del primer aniversario del surgimiento de las autodefensas en esta entidad, Estanislao Beltrán, mejor conocido como “Papá Pitufo”, había asegurado que no mantenían comunicación con el doctor Manuel Mireles.
Por esos días crecían las versiones de supuestas diferencias entre el vocero del consejo general de los comunitarios y el líder moral del movimiento. Tras el accidente de Mireles, “Papá Pitufo” había adquirido mayor notoriedad hacia el exterior, mientras que al interior del movimiento aumentan las críticas hacia los dirigentes.
Al llegar a su pueblo, Mireles se reunió con los jefes de las siete bases que vigilan el municipio, quienes lo reinstalaron por mayoría de votos como vocero del Consejo de Autodefensas de Tepalcatepec. Luego se sumó al desfile entre abrazos y aplausos. Los niños se le trepaban por las piernas. Sus vecinos se hacían fotos con él.
“El doctor ha sido un hombre respetado siempre en el pueblo”, dijo un profesor con el que compartió la dirigencia de la asociación de padres del colegio local.
“No hay división real entre los líderes de las autodefensas, nosotros seguiremos siendo enemigos de todos los delincuentes que se nos quieran infiltrar. Todos estamos en contra de Los Caballeros Templarios”, repetía Mireles a los reporteros que lo cuestionaban, y reiteraba el mismo mensaje desde el templete.
Al día siguiente del festejo hubo una reunión del Consejo General de Autodefensas, donde Mireles posó para la foto con Hipólito Mora, el mediático líder de los comunitarios de La Ruana, y Estanislao Beltrán, quien sustituyó a Mireles como vocero de los grupos de autodefensa michoacanos.
El 5 de febrero pasado Mireles fue separado de la vocería de las autodefensas, por sus críticas al acuerdo entre el gobierno federal y los comunitarios, sobre todo en lo referente a la incorporación de los alzados a los Cuerpos de Defensa Rural. En su lugar fue nombrado “Papá Pitufo”.
“Él no sabe qué es lo que estamos haciendo, cómo nos estamos moviendo, cuándo nos reunimos, qué es lo que hacemos, y qué hemos caminado junto con el gobierno, qué no hemos hecho”, dijo Estanislao en esa ocasión.
En la región consideran que el regreso de Mireles constituye un intento para dar un mensaje de unidad, pero llama la atención que el vocero de las autodefensas michoacanas tenga que estar reiterando a la prensa que no hay rupturas al interior del movimiento.
El alcalde o yo
“Yo también soy importante, nada más que a mí no me gustan las entrevistas”, comenta “El Americano”, haciendo una de las contadas excepciones a su aversión a la prensa.
La unidad para combatir al enemigo en la guerra, deja paso a las disputas por el protagonismo en tiempos de paz. “Hay personas que para nosotros no están trabajando bien, entonces a nosotros no nos parece. Yo estoy más con Mireles que con otro nuevo que vaya entrando o que ya esté de vocero, para mí es Mireles”, alega el líder de los comunitarios de Buenavista Tomatlán, en clara referencia a Estanislao Beltrán.
“El Americano” es un hombre rudo, pelón, de casi un metro noventa, complexión fuerte y ceño fruncido. Huraño ante las cámaras se crece en su pueblo. Hace unos días, el alcalde Luis Torres, resguardado por la policía federal, intentó regresar al municipio, después de casi un año de ausencia. Para ello convocó a su familia y partidarios a recibirlo en la alcaldía, un grupo pequeño, de una treintena de personas. No pudo llegar, medio pueblo agarró a huevazos a sus simpatizantes.
“No, no queremos que vuelva esa lacra”, dijeron unas mujeres enardecidas, armadas con huevos, palos y resorteras. Al terminar, “El Americano” se dirigió al pueblo, era el alcalde o él.
–Yo mis armas me las traje hoy y me traje todo. ¿Por qué? Porque me dijeron que, supuestamente, iban a elegir al alcalde y me iban a correr a mí —advierte “El Americano”, subido en el templete de la plaza y abriendo los brazos.
—Noooo, Simón, nosotros te apoyamos, no queremos a esos cabrones que hay allá, mucho hemos luchado. Nosotros te queremos a ti —contestan desde la masa movilizada.
Las hectáreas del limonero
Hipólito Mora es el líder de las autodefensas en La Ruana, la primera comunidad que conformó autodefensas, dependiente de la cabecera municipal de Buenavista. Desde que Mireles se accidentó, Mora subió el perfil e hizo pinza con Beltrán, “Papá Pitufo”, para protagonizar los acuerdos con el gobierno.
Él es la cara del limonero levantado en armas. En el primer aniversario de las autodefensas de La Ruana, su foto coronaba las dos mantas principales junto a las imágenes de los próceres de la patria, desde la Corregidora Josefa Ortiz de Domínguez hasta el Subcomandante Marcos, pasando por los revolucionarios Villa y Zapata. Para los calentanos el aniversario de las autodefensas se trata de una nueva independencia y, en La Ruana, parece que ya tienen nuevo prócer.
No piensan lo mismo en los pueblos vecinos. Con las primeras victorias surgieron las disputas por el botín de guerra. Varios autodefensas comentan que Hipólito no está entregando las tierras que le han ido incautando a Los Templarios.
“De su propiedad él tenía una parcelita, pero ahora maneja 400 hectáreas de limón que producen 20 mil pesos diarios”, asegura un comunitario en Tepalcatepec; en Buenavista dicen que ya reúne un millar de hectáreas. Mora asegura que están entregando todo lo que confiscan: “No tenemos una contabilidad pero las cosas se están entregado (a los dueños originales). Quedan pendientes algunas huertas, pero ya pocas”.
En público, los líderes reiteran su mensaje de unidad y el vocero, Estanislao Beltrán, se enoja cada vez que algún reportero insinúa cualquier indicio de fisura. Sin embargo, los autodefensas rasos no dicen lo mismo. Mientras Beltrán y Mora se pasean por Apatzingán junto al padre Goyo, Gregorio Jiménez, las bases no lo consideran territorio ganado.
“Sí hay diferencias”, aseguraba un mando intermedio de Tepalcatepec unos momentos antes de la foto de unidad entre Mireles, Beltrán y Mora.
Nosotros no podemos entrar aún a Apatzingán, ahí es un nido de templarios todavía”, cuenta otro comunitario mientras vigila una de la salidas del municipio. La guardia está tranquila, comen y platican mientras uno limpia una pistola 9 milímetros; las de grueso calibre ya no las traen a la vista. Sin embargo, ninguno de esta docena de hombres que conversan ha registrado su arma, al menos en la primera ronda que hizo la Secretaría de Defensa y que registró 2 mil 800 armas de las autodefensas, mil 336 de ellas de alto calibre.
“No estamos de acuerdo en al menos cinco de los ocho puntos que se firmaron con el gobierno”, confiesa el que está al mando.
“Tendrían que haber pedido un tiempo para que entre todos discutiéramos los puntos y decidiéramos qué nos parecía y qué no”, se queja mientras los demás reafirman con la cabeza. Uno de los puntos de discordia es que no todos pueden institucionalizarse como defensas rurales, como reza el acuerdo.
Sólo en el municipio de Tepalcatepec hay alrededor de mil 500 autodefensas, una cifra desmesurada para un cuerpo institucional. Otro son la falta de resultados. A un mes y medio de la entrada del operativo federal, no se sienten seguros.
Los infiltrados
En Antúnez, las autodefensas siguen empuñando las armas de grueso calibre en los puestos de control de entrada y salida. Bajo el resguardo de la policía federal y en grupos de siete y armados con R15, M16 y cuernos de chivo los autodefensas esculcan cada carro que entra al municipio. José, con el chaleco antibalas puesto, confiesa que aún hay mucho recelo.
“Ahorita ni nosotros mismos nos tenemos confianza, porque hasta la misma sombra nos mata”, asevera.
El padre Goyo asegura que “hay infiltrados”, aunque como el resto de los autodefensas cierra filas ante el cuestionado Juan José Farías, alias “El Abuelo”, uno de los fundadores de las autodefensas y sobre quién la Procuraduría General de la República ha lanzado una orden de aprehensión por pertenecer supuestamente al cártel del Pacífico.
“Sí es cierto, hay infiltrados, no sólo de la ‘Nueva Generación’, desde ‘Los Zetas’, de ‘La Familia Michoacana’…, aquí no puede negarlo nadie, ni tapar el sol con un dedo, eso no le conviene a las autodefensas y vamos a poner filtros de depuración, vamos a coadyuvar con la justicia para que esto se vaya limpiando”, explica el padre Goyo.
Desde Buenavista, “El Americano” cuenta: “Ahora que fuimos a Apatzingán, como verás, no hubo las detenciones que nos esperábamos de la gente que estaba allá”.
“La gente tiene temor de ir a Apatzingán porque llega alguien y a la media hora dicen anda un comunitario ahí, y ¿qué pasa?, no están haciendo un trabajo ahí. Esas persona se tiene que entregar, que correr de ahí. Nosotros en vez de matarlos les damos la oportunidad de que se vayan, pero si no que peleen, y el que vaya a quedar, de nosotros o de ellos”.
“Con Mireles van a cambiar las cosas porque va a haber más presiones y más trabajo para el gobierno. Ahora van a tener que trabajar y llevarse a todo el que esté infiltrado y que se lo tienen que llevar”, comenta Simón, “El Americano”.
Será el efecto Mireles o no, autodefensas y gobierno federal entraron juntos a la región purépecha y llegaron hasta Pátzcuaro. Con esto ya son 25 los municipios asegurados por las autodefensas.
Discussion about this post