La Rosilla, Dgo.-
Ubicada al norte del estado en el municipio de Guanaceví, la comunidad de La Rosilla es considerada una de las más frías del país y sus habitantes, acostumbrados a las bajas temperaturas, hacen su vida con pausa, con respeto al clima frío.
El termómetro ha descendido en esta comunidad de Durango hasta a 26 grados bajo cero, según los registros históricos del Observatorio Meteorológico local de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
La Rosilla tiene más de 200 habitantes, todos trabajan en el monte, cortando, aprovechando su mayor riqueza, el bosque, refirió Ventura Silva, quien es el juez de esta localidad.
Aunque sus habitantes podrían vivir también del turismo, pues cientos de personas han visitado la comunidad, debido a la fama que ha cobrado a nivel nacional e internacional por ser uno de los lugares más fríos del país.
La señora Gloria Jiménez ha vivido más de 30 años en esta comunidad, manifiesta que muchas personas vienen a “desengañarse, pues no creen que en este lugar haga tanto frío”.
Recuerda cómo un hombre de Durango sólo se quedó una noche para sentir el frío, “y andaba todo tieso, por poco le toca una nevada, pero no se esperó”.
Otro de los visitantes de La Rosilla fue un extranjero que entrenaba perros huskies, fue con más de 10 perros para conocer la comunidad y hacer ejercicio con sus canes.
Aunque no todos los animales resisten al frío, Alondra García quien tiene dos años viviendo en esta comunidad debido a que su esposo se dedica a transportar madera, indica que muchos perros no pasan esta temporada, “pues se enferman y amanecen muertos, lo mismo pasa con las gallinas”.
A dos mil 800 metros sobre el nivel del mar, en los límites con el estado de Chihuahua, durante esta temporada el termómetro marca en La Rosilla 12 grados bajo cero y cuando esto sucede, el agua se congela.
La mayoría de las casas están construidas con techos de dos aguas para que no gotee en la vivienda, además a dos metros de altura colocan vigas forradas con hule, lo que permite que se resguarde el calor de la estufa.
Muchos habitantes comienzan su desayuno tomando una bebida hirviendo y esperan salir de sus casas hasta que el Sol caliente y se descongele el agua del arroyo para salir a lavar.
“Este año ha hecho más frío”, manifestó Gloria Jiménez, quien vestía un suéter delgado y vigilaba que su estufa no se quedara sin leña: “ya estamos acostumbrados, pero cuando hace más frío no salimos”.
Aunque para su esposo no es lo mismo, Ventura Silva expone que “en ocasiones el frío cala hasta los huesos, y a veces no se tiene una buena chamarra para soportarlo”, por ello, prefiere quedarse en casa.
A pesar de que mucha de la ayuda se enfoca en este municipio y en esta localidad, las autoridades sólo llevan cobijas delgadas y esto obliga a que en ocasiones usen más de 10 para dormir.
Agradecen el apoyo, pero requieren de chamarras y cobijas más gruesas que los ayuden a pasar el frío que hace durante esta temporada.
Además, necesitan apoyo para alimentarse, ya que con el frío sus gallinas no ponen huevos y las tiendas que hay en la comunidad venden seis blanquillos por 20 pesos, lo que consideran caro.
La mayoría de las jóvenes sólo estudian hasta secundaria, al cumplir los 15 años encuentran novio y en el mejor de los casos se casan, pero por lo regular se fugan con sus parejas a temprana edad.
Diana Nolasco, de 15 años de edad, dijo que para ella es difícil seguir estudiando por la situación económica y ahora ayuda a su mamá en las labores del hogar, y sale a trabajar al monte, plantando pinos y haciendo represas para captar agua.
Manuel Alberto Vidaña Serrano tiene 17 años, visita a su novia que vive en La Rosilla, viene a caballo para verla desde su comunidad El Cebollín y considera que lo más probable es que pronto se la robe, pues así se ahorra los gastos que implica el organizar una boda.
En la comunidad hay una clínica de IMSS Oportunidades, que atiende a toda la población y sus enfermeras están capacitadas para dar medicamentos.
Guadalupe Celís, encargada de esta clínica, detalla que cuenta con medicamentos básicos para tratar enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes, así como enfermedades respiratorias en tiempo de frío, y en tiempo de calor infecciones gastrointestinales.
Los niños salen a jugar en las tardes, por lo regular a “los encantados o a la roña”, ambos corren, así lo indicó Sabrina Silva, de 8 años de edad, quien en sus ratos también le ayuda a su mamá en las labores domésticas.
El jefe del observatorio meteorológico local de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Florencio Rodríguez Loera, manifestó que a pesar de que La Rosilla registra estos valores tan bajos, hay comunidades más frías pero no hay termómetro para medirlas.
Comunidades como Ciénega de la Vaca, El Cebollín, Lajas, Agua de Pino, Las Mangas y sus alrededores, expuso, registran temperaturas más bajas debido a que se localizan a una altura de tres mil metros sobre el nivel del mar.
En estas comunidades no hay quien cuide y vigile una estación meteorológica, pero sus habitantes han detectado en los termómetros que tienen en sus camionetas hasta 15 grados bajo cero, señaló.
Durante esta temporada dichas localidades han registrado temperaturas mínimas de 18 grados bajo cero, así como eventos de aguanieve y nieve.
Enero estadísticamente es considerado como el más frío del invierno, en La Rosilla, sólo se tienen tres meses de calor y el termómetro llega a marcar los 28 grados centígrados, “y eso es un calor que pocas veces se soporta”, indicó Graciana Primero.
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