Era una mañana cualquiera del mes de febrero del año 2011. Me habían cambiado del noticiero de mediodía al noticiero de fin de semana, (sábados y domingos de 7:00 a 10:00 am) al cual llamaron “Fin de Semana con Susana” (cosa que no me gustaba para nada que el noticiero se llamara así)… además por ser de fin de semana, era un poco noticiero y otro poco de revista…un formato algo “híbrido”, pero era de entenderse, -era necesario alivianar” un poco la sobrecarga de información violenta y sangrienta que saturaba los medios de comunicación, ya que aquel año 2011 fue particularmente horrendo en ese y muchos sentidos.
Vivía entonces al sur de la ciudad, salía rumbo al trabajo a las 5:30 am y para llegar a Televisa en el centro de Monterrey, tenía que manejar aun a oscuras en invierno, desde mi casa hasta el canal por la Avenida Lázaro Cárdenas. En ese tiempo, era común escuchar detonaciones de armas de fuego a lo lejos y a lo no-tan-lejos, circular cerca de un puente o paso a desnivel, me hacia rezar para que no me tocara ver a hombres colgados o decapitados… y ni que decir de ver una bolsa de plástico negra tirada a la orilla de la calle porque el pensamiento en automático era si acaso habría un cuerpo mutilado en el interior. Era sin duda un tiempo de psicosis y terror prácticamente instalado de forma colectiva.
Esa mañana de febrero me tocaba entrevistar a otro grande de la farándula… Facundo Cabral estaba de gira en la ciudad y yo lo iba a entrevistar en el estudio. Yo sabía que Cabral era un hombre que hablaba sin tapujos y que, de algún modo, a pesar de haber sufrido una tremenda tragedia al perder a su familia en un accidente, Facundo Cabral seguía abogando por la esperanza, por la confianza y la fe en la vida y por el predominio de la bondad humana.
Así fue que con ese desparpajo, me respondió con una grosería cuando le pregunté qué pensaba él de la violencia desatada en las calles, de las balaceras y de los crímenes atroces que ocurren a diario. Entonces dijo al aire: “¡Esas son pendejadas!”.
Y agregó categóricamente: -“Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, existen millones de caricias que construyen la vida”. FACUNDO CABRAL (1937-2011).
Ese mismo año 2011, solo cinco meses después de esa entrevista, fue a continuar sus presentaciones en Guatemala, donde falleció acribillado (por error) a manos del crimen organizado. Y yo pensé… “Hay “pendejadas” que matan”… Ni Facundo ni nadie debe morir así, derribados por la absurda, estúpida y ciega violencia.
Un 22 de mayo de 1937 nació Facundo Cabral, cantante y compositor argentino, fallecido un 9 de julio del 2011, víctima inocente de un atentado contra el empresario de espectáculos Henry Fariñas, con quien viajaba rumbo al aeropuerto en Guatemala.
Aquí en la foto, durante una entrevista en el programa “Fin de Semana con Susana” Televisa Monterrey, (a principios del 2011) Rodolfo Enrique Cabral Camiñas, conocido por su nombre artístico Facundo Cabral fue asesinado en Ciudad de Guatemala el 9 de julio de 2011 por sicarios que lo confundieron con un empresario vinculado al narcotráfico. La Unesco ya lo había declarado en 1996 «Mensajero mundial de la paz», y también había sido nominado al premio Nobel de la Paz en 2008.
Esa fue la primera, única y última vez que tuve oportunidad (gracias a mi trabajo) de sentarme a conversar con un grande que, con sus letras y canciones, luchaba todos los días para lograr esa alquimia de convertir el miedo y el dolor, en esperanza y amor para y por la humanidad.