Fue la cuarta vez que asisto a Williamsport al Mundial de Ligas Pequeñas de Beisbol que anualmente se realiza en ese pequeño poblado del oeste de Pensilvania, y quiero que sepan que cuando vayan -los que no han tenido es oportunidad-, querrán hacerlo repetidamente.
El principal motivo que me ha llevado ha sido el periodístico para cubrir las incidencias de la novena de México que, cada año, es representado por un equipo tricolor que se elimina en el Torneo Nacional semanas antes del desfile de las 20 novenas participantes en el downtown de Williamsport.
En los cuatro viajes he ido como enviado especial acreditado por Hora Cero, sin embargo este 2022 fue diferente. Aproveché mis vacaciones para llevar a mi esposa y a mis hijos de tres y seis años que, quiero admitir, no les interesaba el beisbol y jamás se habían puesto un guante, cargado un bate o lanzado una pelota.
Williamsport es como el Disney del beisbol, siempre lo he dicho, donde durante 11 días todo gira alrededor del deporte número uno de Estados Unidos, pero jugado con unas reglas diferentes que en nada modifican la esencia de un deporte cien por ciento familiar.
Los partidos se juegan a seis entradas, no nueve; los lanzadores abridores tienen como máximo 70 pichadas, no ilimitadas; cuando alguien llega a la primera base no puede robarse la segunda, pues tiene que despegar el pie hasta que suene el batazo, y la distancia entre el plato de bateo y la barda es menor que en el beisbol profesional, entre otras diferencias.
México solamente ha ganado tres veces en 75 años del torneo que se cumplieron este año: fue en 1957, 1858 y 1997 de la Industrial y la Linda Vista de Nuevo León, y mas recientemente en 2008 estuvo cerca cuando la Liga Matamoros A.C. llegó a la final. Antes, lo mas decoroso había sido un tercer lugar en 2007 con la Treviño Kelly de Reynosa.
Cada año los pocos medios que muestran interés por las Ligas Pequeñas en México, Hora Cero entre ellos, directivos nacionales y de las ligas, sueñan con un nuevo campeón mundial en Williamsport. Pero no es tan fácil ante Estados Unidos o los equipos de Asia o el Caribe.
En semifinales del grupo internacional formado por 10 escuadras (mismo número en el grupo de Estados Unidos), México cayó 5-1 ante China Taipei. Y en un partido a seis entradas, con tres errores que se reflejaron en el marcador fue muy difícil avanzar.
Si el próximo año tendrá vacaciones en la playa, tome en cuenta mi recomendación y mejor vaya a las montañas medianas de esa región de Pensilvania. Vuele, o si le gusta la carretera, a Filadelfia o Nueva York; con carro rentado y cuatro horas después viendo verdes paisajes llegará a ese poblado que atraviesa el Río Susquehanna.
Y no se trata de estar los 11 días viendo beisbol en Williamsport. Claro que primero, o después, haga turismo en la Gran Manzana o suba las escaleras de Rocky Balboa en Filadelfia.
Mi recomendación es rentar una casa de campo en las localidades cercanas a la sede del Mundial -hallará algunos a media hora-, porque los precios de los hoteles y los hospedajes más cercanos están muy elevados. Este año estuvimos en una Liberty.
Si le interesa puede contactarme para sugerirle unas vacaciones que quedarán en su memoria entre niños jugando beisbol al más alto nivel, contacto con la naturaleza entre pinos, lagunas, ríos y venados, y noches a 15 grados en pleno agosto con una botella de vino tinto.
La actuación de México terminó con dos ganados y dos perdidos, ubicándose entre los primeros seis lugares de 20 escuadras participantes. Mientras tanto un nuevo campeón tricolor deberá esperar. ¿Podrá ser en 2023?