Con tal de apantallar, los políticos suelen soltar sus lenguas sin siquiera revisar la factibilidad de sus propuestas o “ideotas”, o sea, según ellos, ideas grandes. El deporte no escapa a esas imagenerías.
El 16 de junio del presente año, en una visita que realizó al Comité Olímpico Mexicano, con quien la Secretaría de Relaciones Exteriores que él representa, firmó un convenio de colaboración, Marcelo Ebrard, seguramente alentado por el espíritu olímpico que se percibe en el lugar, alentó la precandidatura de México como organizador de los Juegos Olímpicos del año 2036.
Total, soñar no cuesta nada y prometer no empobrece, y como muestra está su jefe el Presidente, idealista y encantador natural.
Ebrard no habló con cuál ciudad iría México a buscar la precandidatura, pero desde ya la Ciudad de México (CDMX) debe quedar descartada, si es lo que buscan con esa idea.
¿Por qué descartarla? Porque no es una ciudad de primer mundo, hace mucho que dejó de ser una ciudad medianamente aceptable. Y a pesar de que sigue siendo el estado mexicano número uno en competitividad, contrasta notoriamente su baja calidad de vida, por debajo de otras ciudades mexicanas.
Querétaro en el lugar 84, con un índice de calidad de vida de 162.65, es la primera ciudad mexicana en este indicador que mide el bienestar percibido por los ciudadanos; Guadalajara es 161º con 127.61, Monterrey es 171º con 124.03 y la CDMX ocupa el puesto 223 con 84.82. Canberra, Australia, es primera con 220.19.
Existen otros indicadores entre económicos, financieros, sociales, políticos, de infraestructura, de seguridad y deportivos, que revisa a profundidad el COI.
Hasta el 2018 el COI aceptaba prácticamente cualquier propuesta y a las ciudades que levantaban la mano las denominaba aspirantes, yo diría “soñadoras”.
Creo que, sin hacer estudios a gran profundidad, el COI sacudía esa primera lista de aspiracionistas y se quedaba con las propuestas más serias, que es cuando las etiquetaba como candidatas.
Éstas podían ser de tres a cinco y ya con el visto bueno otorgado por el COI hacían campaña durante un año por el mundo, utilizando ciertos símbolos olímpicos, como los aros. La elección de la sede se hacía siete años antes de la celebración de los Juegos.
Ese fue el anterior proceso, porque desde 2019 el COI aplica el de “diálogo permanente” con las ciudades que se proponen y crea comisiones que revisan las propuestas; así se eligieron París para el 2024, Los Ángeles para 2028 y Brisbane, Australia, para 2032.
He sido de la idea de que, en el caso mexicano, solo proponiendo la creación de una nueva ciudad, alejada de todo tipo de población, integrada con ciudadanos nuevos de perfiles de vida quizá futuristas, y a la que no entre ninguno de nosotros para no “contaminar”, sería la única forma de convencer al Comité Olímpico Internacional (COI) de dar a México los JJ.OO.
Sería una ciudad totalmente planeada para albergar unos JJ.OO. de verano, con todo de vanguardia y nada hecho a la carrera ni con falta de presupuesto. Esa ciudad deberá ser de primer mundo: sus edificios, infraestructura urbana, transporte, instalaciones deportivas, escuelas, universidades, hospitales, aeropuertos, policías, ejército…
En alguna ocasión una ciudad de Japón propuso construir una isla artificial para edificar la Villa Olímpica. Claro, era Japón. En México, ¿sería posible ya no hacer una isla, sino una ciudad nueva, de pensamiento nuevo y educación modelo?
Los Olímpicos se otorgan a ciudades únicas, que pueden apoyarse con alguna ciudad vecina o en algunos casos hasta con ciudades de un país fronterizo; se han dado varios casos de estos.
Por los Olímpicos de 2036 ya pujan varias ciudades: Londres, Inglaterra; Estambul, Turquía; Doha, Catar; Düsseldorf, Alemania; San Petersburgo, Rusia, y parece que Guadalajara, México, quiere postularse.
Me inclino por Estambul, porque Turquía está representando mucho en las economías de Europa y Asia, además de otros atributos que tiene y que cuentan mucho para el COI.
Y ciertamente, de México solo Guadalajara las podría para el 2036. Habría que calcular cómo estaría el país al 2029, año de la elección.