¿Cómo manejarían Phil Jackson o Vicente del Bosque el caso de Luis Quiñones?
Un rasgo que caracteriza a los grandes entrenadores en cualquier deporte es su capacidad de transformar el “yo” en “nosotros”.
Es algo que no puede darse de otra forma más que a través del entendimiento de las necesidades internas de cada integrante.
En su libro Once Anillos, Jackson, el coach más ganador en la historia de la NBA, describe el camino que siguieron los Chicago Bulls para pasar de esos “yo” a al “nosotros”.
Para ello tuvo que elegir estrategias que habrían sido cuestionadas por cualquiera de nosotros de haberlas sabido en su momento.
Como, por ejemplo, dejar que Denis Rodman se marchara unos días a Las Vegas para sacar la presión que traía y hablar con el resto de los jugadores para aclararles que le iba permitir algunas indisciplinas.
Jackson detectó que Rodman necesitaba ser tratado así, para que pudiera convertirse en el enorme recuperador de rebotes, que contribuyó al éxito del quizá mejor equipo de la NBA de todos los tiempos.
Y Del Bosque, en su libro Ganar y Perder, habla del día que Fernando Morientes se negó a ingresar de cambio en un partido con la Selección de España.
Lejos de castigarlo, Del Bosque comprendió cómo se sentía y trató de acercarse a él, pues tenía varios partidos sin ser tomando en cuenta y ahora quería que entrara a resolverle un duelo que iban perdiendo por una amplia ventaja.
En ambos casos, la comprensión de cómo sentía el jugador despertó un gran compromiso entre ellos que abonó en esa evolución del “yo” al “nosotros”.
Los resultados ya los sabemos, los Toros de Chicago se convirtieron en quizá el mejor equipo de basquetbol de todos los tiempos, y la Selección de España conquistó una Copa del Mundo y dos Eurocopas.
Estoy convencido de que el éxito de Tigres y Rayados en este año futbolístico que está comenzar más que de estrategias, depende de Víctor Manuel Vucetich y Miguel Herrera transformen a sus planteles en un “nosotros”, más que en muchos “yo”, para poder recuperar mejor la pelota y tener la agresividad al atacar y la confianza para anotar los goles en los momentos clave.