¿Qué por qué no dejo correr?
Me preguntan a veces las personas que dejo de ver por periodos de tiempo, digamos algo largos, personas con las que no convivo diaria o mensualmente, y mi respuesta siempre es la misma sencilla, muy sincera y es solo que porque me gusta hacerlo.
No ahondo más en la respuesta porque siento que aburriría a cualquiera y no es mi intención hacerlo, pero correr para mi se ha vuelto una parte muy importante de mi vida, me ayuda en todo, le da estructura a mi día, orden y disciplina en lo que haga, me brinda serenidad, me ha dado identidad y sentido de pertenencia, además de los beneficios para la salud física que no son para nada despreciables ¡entre tantas cosas más!
Hay algo que valoro mucho y me da también este noble y amado deporte es “curar” mi mente, he venido tratando con un trastorno de personalidad, que a su vez me induce en una depresión mayor con algunas crisis de ansiedad sí, a pesar de correr pasan estas cosas, la salud mental también es sumamente importante.
En terapia con mi psiquiatra, hablar de correr ha sido muy significativo y él avala mi sentir hacia esta actividad, dando por sentado que si no la tuviera en mi vida este trastorno sería más complicado de llevar.
No estoy diciendo que correr supla una terapia, no, pero sí que correr también ayuda a sanar todo lo que cargamos, esa maleta llena de problemas y situaciones difíciles que cada quien llevamos y se va haciendo más pesada día con día, se aligera con esta ayuda, un paliativo al alcance de cualquiera.
Nunca me cansaré de ser promotora independiente del running, tantas cosas que puedes obtener de él con solo dejarte llevar por un par de tenis, así comenzamos todos, ojalá más personas se unan con el paso del tiempo porque si de algo estoy segura es que no se van a arrepentir jamás.
“Debemos hacer de nuestro mundo un mundo que corre. Porque un mundo que corre es un mundo feliz. Y un mundo feliz es un mundo en paz”: Eliud Kipchogue.