Quiero hacer un paréntesis de hablar del fútbol profesional para hacer un comentario sobre sus raíces, me refiero a las ligas infantiles.
Las ligas infantiles de fútbol se han convertido en un gran negocio para quienes las tiene y “organiza”.
Hacerlo es lo más fácil, si cuentas con la instalación para hacerlo porque hay equipos en todos lados.
Los niños quieren jugar y muchos padres los quieren ver profesionales.
Decían los Tuzos de Pachuca que de cien mil que ven al año llega uno. En otros equipos quizá llegue la mitad de uno. Entonces, pensar que los hijos se harán profesionales en este deporte, en un país donde el negocio está en traer extranjeros, es casi imposible.
Tigres perdió un partido por alineación indebida con 9 extranjeros, con sólo dos mexicanos en la cancha y todos los equipos están por lo mismo.
Y luego nos quejamos de la Seección mMayor de fútbol varonil. Las malas decisiones de hace años se reflejan ahora sus efectos negativos no fueron inmediatos.
Pero bueno, sin salirme del tema y una vez hecho esa referencia les comento de las ligas infantiles aquí en Nuevo León. Son un reflejo de lo que se ve en el profesionalismo, un desmother.
No digo que todas pero sí la mayoría. Para empezar los horarios de juego para niños y adolescentes con temperaturas superiores a los 35 grados y un sol cayendo a plomo. Ese sol que les quema hasta los pies a los pequeños y jóvenes futbolistas que ni los profesionales viven.
A eso agregar que en ocasiones, debido a que los juegos van atrasados, no se les permite pausa para hidratarse, acto criminal.
Juegan, en muchas ocasiones, en canchas donde tragan más tierra que un bebé jugando en arenero. Y por si fuera poco, sus partidos son con la regla de fuera de lugar activa y no tiene abanderados, sólo el árbitro central que ya pitó dos o tres partidos previos, que ya no puede ni con su alma y por consecuencia no sigue de cerca las jugadas, está ya hasta la mother y lo que quiere es que se acabe para agarrar sombrita y echarse unos tragos de algo para el siguiente partido, no manches.
Y todo por ahorrarse las ligas unos pesos y no contratar más personal. Esto provoca en conjunto bombas de tiempo por golpes de calor, broncas en la cancha y en las gradas (las que tienen) y todos querer comer árbitro por sus mal accionar para llevar un partido.
Horarios infames para los niños, arbitrajes cansados y solitarios y aplicando reglas que uno solo no puede (los profesionales ni con VAR pueden), hacen de las ligas, aclaro de las ligas, no hablo de copas, un verdadero desmother para los niños y adolescentes que buscan practicar el deporte que les gusta y que tienen que pagar para soportar el desinterés de los organizadores de las ligas que sólo buscan hacer negocio y no se fijan en pequeños detalles como el jugar a 35 o más grados centígrados con arbitrajes que no dan abasto porque uno solo no puede y menos pitando 4 partidos seguidos y menos aún, con la regla de fuera de lugar de por medio.
Ojalá y Frank González como titular del INDE en Nuevo León o la Comisión de Deportes en el Congreso local vean estos pequeños detalles antes que a más niños les dé un golpe de calor. Sensibilidad y luego negocio ligas de fútbol.