Los “imparciales” periodistas de la capital no se cansan de seguir refiriéndose a sus “cuatro grandes. Cuando están en la cumbre con mucha mayor razón. No se la acaban: que si son los mandones del torneo, que si uno de ellos será el campeón, que si están bien dirigidos y apuntalados por la directiva, que con la llegada del Dr. Miguel Mejía Barón a Pumas y su contratación de Dany Alves, etc., etc. Pero ahora que tres de los últimos campeones están en la sima, como quiera los centralistas representantes de los más ruidosos medios masivos no dejan de tenerlos en el centro de sus comentarios, sin tomar en cuenta a los que ocupan los primeros sitios de la tabla de posiciones: Monterrey, Toluca y Tigres. Por lo menos ya el América repuntó y los tiene retecontentos.
Su devoción por los “cuatro grandes” los hace ver muy mal, pues para empezar no hay consenso sobre cuáles clubes verdaderamente son “grandes” y por qué. La única razón sentimental que los avala es su centralismo, y por eso le van al América, bajo el cobijo de Televisa obviamente, y al Cruz Azul y a Pumas, sin descartar a las Chivas Rayadas de Guadalajara, aunque hay nostálgicos que no bajan de esa categoría al también capitalino Atlante en otros tiempos.
Así es que no es ninguna sorpresa que el contagio de los “imparciales” periodistas de la ciudad de México haya hecho desbarrar la semana anterior al técnico de los Tigres, Miguel Herrera, pues dejó ver en una de sus declaraciones que el verdadero Clásico es el que protagonizan América y Guadalajara. Desde luego le echó gasolina a la lumbre en plena efervescencia del choque entre los Rayados de Monterrey y el cuadro felino local. No valoró el sentimiento de la gente y la ponderación de verdaderos analistas al dejar muy claro que aquí es mucho más ardiente la confrontación de los Clásicos desde 1974 y que no hay punto de comparación en cuanto a la entrega sempiterna de los aficionados de los conjuntos locales, especialmente cuando se enfrentan entre sí. Ni siquiera el bautizado por los chilangos como “Clásico Joven” entre Cruz Azul y América tiene la intensidad de lo que se vive el nuestro. Ni los cotejos Pumas-América metidos con calzador en la mercadotecnia por las provocaciones que los medios consiguen con los jóvenes de la UNAM y de otros sectores alrededor del Valle de México. Monterrey-Tigres debe examinarse a la luz de los parámetros más exigentes en cuanto a calidad y proyección del suceso.
Así es que ahora esa “imparcialidad” de los periodistas del centro no hayan como enfocarla a sus “cuatro grandes”. Y a pesar de que están en el fondo de la competencia (menos el resucitado América que vale lo que pesa), siguen siendo prioridad en su trabajo diario, al grado de ya aburrir con su afán de hallar los motivos de que Cruz Azul y León hayan perdido sus últimos cuatro partidos, mientras que Pumas no funciona ni con Dany Alves, al grado de ser abucheado sonoramente en su participación contra Santos. Insisten e insisten en que el despido del técnico de la máquina esto y lo otro, y en que el mismísimo Rector de la UNAM ha de considerar qué hacer con el pésimo paso del cuadro universitario que no ha ganado más un juego y empatado cinco. Y no les parece que se le cargue la mano al ilustre brasileño que vino a dar de qué hablar a su técnico de la Selección de Brasil a fin de que lo considere para la plantilla verdeamarela que irá a Qatar.
En pocas palabras no les falta a los “imparciales” periodistas un pretexto para ignorar a los demás equipos punteros por estar ocupados con “sus” equipos capitalinos. Y no piensan en el axioma que se aplica en todos los órdenes de la vida: “Nada es para siempre”. ¿Qué quieren, pues, de sus Pumas y Cruz Azul en este trance por el que pasan? Por lo menos ya se enderezó el América y las Chivas de Guadalajara se siguen levantando. Y eso es una gratificación para los periodistas chilangos, pues así tienen material recuperable que justifica su adicción a esos dos de los “cuatro grandes”, con tal de no fijarse en nadie más. ¡Lástima, Margarito, de que las masas futboleras estén bajo tan pobre criterio!