Desde que Mónica Vergara, flamante directora técnica de la Selección Mexicana de Futbol Femenil, dio la prelista para el Premundial de la Concacaf W, tooooodos o al menos muchos mexicanos vimos que algo andaba muy mal.
Vergara o quizá alguien más, decidió dejar a Charlyn Corral, atacante del Pachuca, fuera de las 60 mejores jugadoras de México para considerar en el torneo. Excluyó a la jugadora más desequilibrante que tiene el país y a la segunda goleadora del torneo pasado.
“Aquí nadie está vetada”, dijo tajante la estratega nacional, cuando las preguntas de la ausencia de Corral en la convocatoria, imperaron en la conferencia de presentación del certamen aquella tarde del 20 de junio en el Showcenter Complex de San Pedro.
Hoy Vergara paga el precio de no llamar a las mejores, México está casi fuera del Mundial y es total su responsabilidad.
Por extrañas razones, la segunda goleadora del torneo pasado no mereció estar entre las convocadas y tampoco Liliana Mercado, capitana de Tigres Femenil y ganadora del Balón de Oro. Esto no es novedad, antes tampoco fueron llamadas, como si alguien o algo muy poderoso e influyente, exigiera que no deben o merecen ser convocadas.
El futbol femenil es lindo, está en pleno crecimiento, pero cuando esperamos ya una campanada, Jamaica y Haití nos regresan a nuestra realidad, y ahora la soberbia y el ego nos puede relegar aún más.
Lo ocurrido en el Premundial de la Concacaf W debe ser ahora un llamado de atención para la selección mayor varonil, donde parece que el ego y la soberbia vuelven a ser protagonistas y tienen fuera del Tricolor al mejor delantero de la actualidad, Javier “Chicharito” Hernández.
Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar.