En el pasado torneo de Wimbledon se usaron 54 mil 250 pelotas de tenis, y en total en un año se fabrican 360 millones de bolas.
Unas cifras descomunales para un elemento primordial en un juego de tenis a todos los niveles, desde un partido en un club o cancha pública, hasta los encuentros entre profesionales que seguimos todos los días por televisión.
La pelota de tenis está formada por una cubierta de caucho, cuyo fieltro está hecho de lana, y en su interior un gas presurizado y ha sido tema de polémica por infinidad de factores, desde la huella que deja en el medio ambiente, hasta la escasez en estos días y ahora en el Abierto de EU por la diferencia de pelota entre hombres y mujeres.
Las pelotas de tenis están hechas de derivados de hidrocarburos, es decir, del petróleo, y cada kilo de caucho producido emite 4 kilos de Co2 al espacio.
Sin embargo, esto ya está cambiando y muchas marcas y fundaciones luchan contra las consecuencias provocadas por un deporte tan popular.
Ejemplo de ello es el Abierto de Valencia, en España, que disminuyó sus emisiones de carbono con 10 acciones diferentes, entre ellas que el acceso a los partidos es con código QR, y en el caso de las pelotas, todas son donadas a escuelas de tenis para su reúso.
Además, las cuerdas que se le cambian a las raquetas cada día se dona a una marca de ropa de tenis que las reutiliza como materia prima para confeccionar nuevas prendas haciendo un proceso de creación circular sin tener que extraer nuevos recursos naturales del planeta.
Otro ejemplo lo está poniendo Wilson, que también tomó medidas para frenar el impacto medioambiental.
La compañía incorporó su innovación a la causa, lanzando la primera pelota de tenis sostenible rediseñando tanto el interior como el exterior de la pelota, incluyendo un empaque eco-friendly utilizando menos plástico en la tapa.
De estas decisiones nació Wilson Trinity, una pelota que tiene una vida útil cuatro veces mayor que otros modelos y que tanto jugadores como entrenadores de tenis la están utilizando.
Otro tema relacionado con las pelotas es la escasez que se está viviendo a nivel mundial después de la pandemia, y es que es tanta la popularidad que ha alcanzado el tenis, que la demanda ha crecido.
En Argentina, por ejemplo, se utilizan unas 700 mil pelotas mensuales, pero los problemas de transportación, aranceles, bloqueos a la importanción, entre otros temas, han hecho que se cancelen torneos.
En el Abierto de Estados Unidos, el tema de las pelotas causó polémica esta semana ante la queja de las jugadoras de la WTA por el uso distinto de bolas entre el circuito varonil y el femenil.
El US Open es el único Grand Slam que utiliza bolas distintas entre ambos circuitos y la queja reside en que las pelotas que utilizan las jugadoras son más ligeras.
El argumento de las jugadoras es que el tipo de juego ha cambiado y ahora ellas pegan con más fuerza y al ser más ligeras, las pelotas vuelan más y provocan que las saquen más de la cancha, por lo que están pidiendo jugar con las mismas pelotas que los hombres.