Llama la atención cómo los Juegos de París 2024 prefirieron añadir a su programa de competencias un baile estadounidense y no una carrera de retos de esencia francesa: el “break” neoyorquino en lugar del parisino “parkour”.
La inclusión de juegos que juegan los jóvenes fue urgente sugerencia del Comité Olímpico Internacional a las federaciones internacionales de deportes, con el riesgo de verse excluidas en próximas ediciones de los JJ.OO.
Y fue a raíz del reclamo que hicieron al COI los grandes patrocinadores, quienes con datos en la mano comprobaron que los Juegos de Atenas 2004 fueron más vistos por gente vieja que por jóvenes.
¿Cómo era posible que los consumidores del futuro se estaban perdiendo de la más grande fiesta del deporte mundial?
El COI y las federaciones acordaron estrategias para hacer más llamativas las competencias: acortaron tiempos, modificaron reglas, extendieron modalidades a más países, pero, sobre todo, metieron cámaras de TV en todos los rincones de las canchas y también las montaron en embarcaciones o bicicletas.
El objetivo era hacer sentir al espectador tan cerca al escenario de competencia para que notara el sudor de los atletas, que escuchara la respiración y el jadeo, los gritos del esfuerzo, los semblantes al momento del gesto deportivo.
El COI echó mano de ejecutivos de los Juegos Extremos de la cadena ESPN, viéndose los primeros cambios de forma inmediata; entraron al programa olímpico la tabla vela, el surf y el BMX, entre otros juegos.
El COI siempre estuvo abierto a que las sedes olímpicas tuvieran algún evento de exhibición, que en algunos casos estos deportes pasaron a ser oficiales, como el taekwondo, quedando otros como mero pasatiempo de la ciudad sede.
Sin embargo, desde hace ocho años el COI, a través de su Agenda Olímpica, permite que las sedes propongan nuevos deportes, como ya sucedió en Tokio 2020 y que tuvo la participación de la escalada deportiva, rugby 7, karate y patineta.
Por eso es una lástima que París 2024 se haya decantado por el “break”, que es un baile callejero de los 70, originado en el barrio El Bronx y derivado de la subcultura hip hop.
El ahora desdeñado parkour vio su luz a finales de los 80, difundido por Raymond Belle y su hijo David. Fue muy popular en los 90 y en los principios del nuevo milenio. Esta actividad consiste en desplazarse a pie por recorridos urbanos en los que la misma infraestructura se presenta como obstáculo a superar: paredes, taludes, ventanas, marcos, postes.
Aparte del “break”, París 2024 eligió el surf, la escalada y la patineta.
¡Y agárrense!, porque Los Ángeles 2028 tiene en la mira nada menos que automovilismo (cartismo), cricket, lacrosse, kickboxing, squash y tochito (futbol bandera), quedando fuera el frisbee o disco volador, el sambo (combinación de lucha y judo) y el teqball (toques de futbol sobre mesa).
Deportes tradicionales como el boxeo, halterofilia y pentatlón moderno están en riesgo para la edición olímpica de ese año.
Entre las nuevas exigencias del COI para introducir un deporte, están: real universalidad, pocos deportistas, breves gráficas de competencia, que no requieran de infraestructura especial, que tengan participación mixta, igual cantidad de hombres y mujeres, que garanticen la competencia de los mejores atletas y que sean atractivos a los jóvenes.
Sería cuestión de que los JJ.OO. regresaran a México para entonces sí, imponer algo de lo nuestro: quizás el balero, el trompo o las canicas.