Como nación contamos con escasas figuras dentro del deporte profesional del mundo, que cuando surge un talento con posibilidad pronto generamos una serie de expectativas, soñando con que ese deportista llegue a consolidar una gran carrera.
Es el caso, en este momento, del joven ciclista ensenadence Isaac del Toro, que esta semana atrajo nuevamente las miradas por su esperanzador desempeño en dos pruebas del competitivo calendario australiano.
Primero logró el tercer lugar en un disputado esprint de la Clásica Down Under, carrera de un día, y hoy, domingo 21 de enero, consiguió el tercer lugar general en el Santos Down Under Tour, carrera de seis etapas y en la que logró vencer en una, en la segunda.
Con 20 años de vida y en su debut en el profesionalismo, Del Toro cargó con el liderato de la vuelta, llevándolo hasta la quinta etapa y que terminó en alto. Lo defendió a morir, cediendo solo unos segundos a pocos metros antes de la meta.
En la sexta etapa, última, y con una llegada en repecho, intentó retomar el suéter, lanzando sendos ataques al líder en el último kilómetro, al que llegó junto un reducidísimo grupo de corredores.
Su osadía le permitió colocarse en el tercer lugar de la etapa y tercero en la general final, en esta a 11’’ del ganador, el británico Stephen Williams del Israel-Premier Tech; el ecuatoriano Jhonnatan Narváez, del Ineos Grenadiers, fue segundo a 9’’. El mexicano corre para el Emiratos Árabes Unidos.
Son múltiples los elogios que Del Toro sigue recibiendo de parte de los medios especializados del mundo, al grado que comparan su estampa y estilo de carrera con el esloveno Tadej Pogacar, su jefe de filas y vencedor del Tour de Francia en 2021 y 2020, cuando contaba con 23 y 22 años de edad.
Ovaciones y comparaciones similares recibió en el inicio de su carrera el regiomontano Raúl Alcalá, hasta ahora el mejor ciclista mexicano en el profesionalismo.
El regio debutó con 22 años en el Tour de Francia en 1986, ocupando el lugar 114 en la general. Al siguiente año fue el vencedor joven, tercero en la montaña, segundo en dos etapas y noveno en la general.
En 1988 y 1989 tuvo sus mejores logros en la carrera más grande del ciclismo de ruta: octavo general en cada año y vencedor de una etapa en cada edición.
Por esos logros a Alcalá empezaron a compararlo con el francés Bernard Hinault, El Tejón, ganador de cinco ediciones del Tour de Francia.
Y qué cosas, cuando era amateur, Alcalá se veía reflejado en Hinault, así se lo comentaba a principios de los 80 a El Campeoncito, Óscar de Anda, en el taller de este sobre la Avenida Churubusco, adonde acudía en alguna tarde veraniega a la socarrona plática, acompañada de un suculento pan de dulce y una deliciosa Coca Cola, después de rodar por la carretera a Miguel Alemán.
Ojalá que el tiempo le dé a Del Toro para llegar al nivel de Pogacar, o mínimo para igualar lo hecho por Alcalá, que fue bastante en un deporte de altísima exigencia, y porque el ciclismo mexicano apetece de una real figura.