Con sus gritos de “basurreee”, “eooooaa”, los carretoneros son un mal necesario para Reynosa. Y es que mire brody, siempre nos avisan cuando llegan. Los domingos siempre llegan on time (a tiempo). Los otros pos quien sabe cuándo pasen.
A mí me ha tocado que los camiones municipales ni campanita tienen, así que llegan sin avisar, con un grito de repente en la noche ¡y a correrle pa’ sacar la basura!
No estoy pa’ criticar al servicio de basura municipal, que en las administraciones pasadas eran los de Pasa y que de repente pos se cansaron de los adeudos y ya no quisieron trabajar.
Estos los carretoneros, que nos dejan sus “recuerditos” por el paso de los caballos, que luego el viento barre solito, porque a estas calles nadie las atiende, la mera verda’.
Aquí los vecinos no recogen su tierrita del frente de sus casas, como los montones de arena y cascajo quesque pa’ remodelar algo que nunca acaban por falta de los famosos green bills (billetes verdes).
Los carretoneros son parte del Reynosa del ayer, como del ahora. Me imagino que desde el tiempo de la Revolución Mexicana, siempre han estado al pie del cañón, tratando de organizar este problema de basura, que se genera cada día en los changarros como en las casas.
Mientras no se organice un buen servicio de recolección de basura, seguirán siendo indispensables para la people (raza) de acá.
-A ver, ¿cómo me ve?-, me dijo un carretonero, presumiéndome su camisa roja.
– Muy bien, hasta fino se ve-, le dije bromeando-, esa camisa la conozco.
– Me la dio su esposa, ella me dijo que me iba a dar más-, me contestó.
– Claro, yo le digo, con gusto.
Y es que Rosa María, quien por cierto cumplió años este domingo y estaba feliz porque vino su hijo Didier desde Houston, cuando siente que una camisa o pantalón están percudidos, pos van pa’ “juera”.
Así que con sus gritos de “basureee”, “eeaooo” y no sé qué más, los carretoneros pasan con frecuencia por la calle, listos pa’ llevarse las bolsas de basura, sin exigir más que unas monedas de cambio.
De lo contrario los botes en las calles pueden durar toda la semana, generando malos olores y focos de infección. Si de por sí, como que la ciuda’ no huele a flores.
Además brody, si vieras que el problem (problema) de los baches que nunca acaba en Reynosa, pues me ha tocado ver que los carretoneros hacen su buena labor, tapando con piedras los hoyos que hay en las calles.
¿Por qué tendrían que hacerlo tú? Pues se les agradece, porque de lo contrario podrían pasar años en que les toque la lotería para que pase Obras Públicas a pavimentar las calles.
Aquí hay colonias como La Cañada que sus calles tienen baches cumpleañeros, porque pasan los años y nadie se ocupa de atenderlos, cumpliendo años sin que las calles se mejoren.
Por eso es que les digo que esa labor callada de los carretoneros suena very good (muy güena) porque de alguna manera tapan los baches con el escombro que recogen de los vecinos. Hasta se ahorran la vuelta de dejar las piedras pesadas en el basurero municipal.
Y que conste brody que no hablo de la separación de basura orgánica e inorgánica, porque ese es otro ticket (boleto). Porque aquí sólo les interesa recolectar las cans (latas) ¿a poco no?
No sé si sepan, pero aquí cruzando la border en McAllen y Mission, a los neighbors (vecinos) les dan dos tambos de basura pa’ que separen las basuras y aguas si las revuelvan, porque les caen multotas que allá sí tienen que pagan.
Los carretoneros son raza como you and me (tú y yo) tienen familias y bocas que alimentar. No es el mejor trabajo del mundo, pero algo reciben de los reynosenes.
Todavía alguna alma de Dios les da un pan pa’ comer, en agradecimiento a su callada labor en la frontera.
No les hagan el feo, aunque la ciudad parezca un town (pueblo) con sus caballos recorriendo las calles, estaría más sucia de lo que ya está con la basura regada.
Por eso digo que los carretoneros son un mal necesario para Reynosa.