Lo ocurrido en el Estado Soberano de Baja California (esto al norte de México, Estado que hace frontera con EUA), no es cosa menor. Que los Diputados del Estado, insisto, soberano hayan votado a favor de la ampliación del mandato de gobierno del aún Gobernador Electo, Jaime Bonilla Valdez, de 2 (dos) a 5 (cinco) años parece más que una señal democrática que favorece y fortalece a las Instituciones locales y mantiene (y fortalece también) la voluntad del pueblo bajacaliforniense quien optó por este candidato de MORENA, insisto, parece la muy mala señal del apego al poder que este partido y su gran maestre (AMLO) tienen.
Desde la elección presidencial y el triunfo de AMLO como candidato se ha cuestionado sobre sus reales intenciones de perpetuarse en el poder. De hecho, el discurso que dirigió el país el mismo día de su elección confirmó que estaría el tiempo que constitucionalmente se le había asignado… que el lenguaje no nos engañe, no dijo que estaría los poco menos de 6 (seis) años que a este periodo presidencial le corresponde, señaló, más bien, que estaría el tiempo que constitucionalmente estaba señalado.
Lo mismo sucedió en el discurso de su toma de posesión. Volvió a aclarar que solo estará encabezando el gobierno el tiempo que constitucionalmente le tocaba. Y cuando salió el tema de la revocación de mandato, se le volvió a cuestionar si aquello más bien no era un muy buen pretexto para dejar la puerta abierta para una posible reelección. Y lo que leímos todos que AMLO no se reelegiría, palabras más palabras menos, sin decir, claro está, que permanecer en el poder por mandato del pueblo no sería una reelección y tampoco sin afirmar o negar la pertinencia de una posible enmienda constitucional. Es que hay que decirlo, MORENA tiene mayoría en el Congreso Federal y en muchos congresos locales (o bien, ya tiene la injerencia necesaria… caso visto el de Baja California).
Preocupa más aquello que dice sin decir. En la conferencia matutina del 11 de julio afirmó que “son tiempos distintos” y que “se acabó la injerencia del Presidente”, pues los congresos locales son libres y soberanos. Sin embargo, sigue dejando la puerta abierta a muchas interrogantes que a nadie deja tranquilos (para bien – pues sus partidarios quisieran que tuviera más tiempo para que se concrete la 4T (Cuarta Transformación) – o para mal – sus adversarios ven esto como una clara señal de autoritarismo y pérdida de la democracia -).
Estamos, pues, ante este llamado “ajetreo político” que a nadie debe dejar indiferente. Esta Jirafa, lo hemos dicho, sirve para la reflexión. Analiza las señales y los acontecimientos, indica algunas coincidencias (cuando en política, lo sabemos, no las hay) y comenta como ciudadano que es de aquello bueno y malo que sucede en México y, en ocasiones, en el mundo.
Esperemos, pues, que esta crónica (escueta y sospechosista) se quede en eso… mera coincidencia y que sigamos hablando del fortalecimiento democrático del país y de toda el urbe.
Esta Jirafa sigue atenta.