Hay descontento en el ejército por la manera como el gobierno de Felipe Calderón quiere manejar la construcción de los tres cuarteles militares en Tamaulipas.
De acuerdo al anuncio hecho público durante el mensaje con motivo del Plan Estatal de Desarrollo, los cuarteles serán construidos en Ciudad Mier, San Fernando y Ciudad Mante.
Los sitios donde éstos estarán ubicados ya están definidos en dos de los casos, pero en lo que se refiere a Mante, los dueños de los terrenos aledaños al ingenio subieron mucho el precio, por lo que se está analizando una nueva opción.
Fuentes de la milicia allegadas a estos trámites revelaron que fue el propio Egidio, después de resultar ganador el 6 de julio, quien planteó la necesidad de construir esos cuarteles en las zonas conflictivas del estado, ofreciendo donar los terrenos al ejército.
Es más, Egidio quería que la primera piedra de los cuarteles se pusiera el primero de enero, cuando asumió la responsabilidad del estado, porque ello mostraría el nivel de compromiso que tiene con la recuperación de la paz y la tranquilidad.
Esa solicitud fue vista con buenos ojos por el ejército, también por Felipe Calderón, pero por diferentes razones.
Mientras el ejército arropó de inmediato la propuesta, designando a ingenieros militares que realizaran el proyecto de cada uno de los tres cuarteles, poniendo a disposición del gobierno del estado toda la maquinaria, que de hecho está desde el primero de enero en el cuartel de Matamoros esperando para iniciar los trabajos; Felipe, por su parte, decidió que sean las empresas constructoras favoritas del sexenio federal las que lleven a cabo la construcción.
De entrada, ese desacuerdo ya generó retrasos en el inicio de las obras.
Además, ello significará un cambio muy drástico en la concepción del proyecto de proporcionar más seguridad militar a Tamaulipas.
Por que el ejército construirá con el mismo presupuesto, instalaciones con todos los requerimientos, incluyendo departamentos para las familias de los soldados, Felipe, por el contrario, quiere que sean campamentos provisionales, unidades móviles, que costarían lo mismo que las definitivas.
Este desacuerdo tiene muy preocupados a los militares encargados del proyecto porque implicaría que el compromiso adquirido con el pueblo tamaulipeco no se cumplirá y la situación de violencia e inseguridad puede prolongarse más tiempo del previsto.
Egidio tendrá que hacer uso de su mejor labor de convencimiento para lograr que Felipe autorice que sean los militares los que construyan las obras, que los cuarteles se queden de manera definitiva en Tamaulipas, lo que alentará la recuperación de la tranquilidad que la sociedad tamaulipeca está demandando.
De lo contrario, si Felipe se sale con la suya de querer hacer negocio aprovechándose de la desgracia de los tamaulipecos, corroborará lo que es una percepción generalizada: Que en la lucha contra la delincuencia organizada hay mucho de simulación.
Colofón: Es bueno estar de regreso después de semana y media de silencio. Hoy reinicia esta columna, con el mismo noble propósito de dar elementos de juicio a los amables lectores y lectoras, para que saquen sus conclusiones y formen criterio, porque una sociedad informada tiene mayores posibilidades de superar las crisis que la aquejan.
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