La inclusión de Enrique Rivas a las precandidaturas por el distrito Uno de Nuevo Laredo, junto con sus compañeros panistas Laura Zárate Quezada y Rafael Pedraza Domínguez contribuye a la idea de que en el PAN solo el dirigente de la bancada blanquiazul en el Congreso tiene voz y voto dentro de su partido.
Allegado y apegado al alcalde Carlos Canturosas, Rivas Cuéllar ha transitado de ser conocido por el paso de su padre en la política, a controlar desde Ciudad Victoria lo que sucede en su partido en Nuevo Laredo.
Sin una carrera política sólida dentro de esa facción conservadora no cuenta con blindaje que lo proteja del rechazo de sus propios correligionarios.
Ese afán de estar en todo y en nada, a la larga puede acarrearle consecuencias, hoy es la precandidatura a la diputación federal, y mañana, ¿qué? ¿La candidatura a la alcaldía nuevolaredense?
Poner los huevos de la gallina en una sola canasta es lo que ha llevado al traste a muchos con aspiraciones políticas y el andar de chapulines brinque y brinque de un lado a otro sigue siendo una práctica abominada por el electorado.
Espantar con el petate del muerto de que él sera el candidato que enfrentará a la presunta precandidata priísta Yahleel Abdala es más de lo que los panistas con raigambre en Nuevo Laredo pueden soportar.
Canturosas debería medirle a su afán controlador, dejar fuera a los panistas que construyeron ese partido cuando él andaba divirtiéndose en los antros puede ser arma de dos filos.
Y más si es como nos lo cuentan que en los eventos encabezados por el alcalde los ciudadanos no hacen acto de presencia, solo sus más allegados colaboradores por eso en las fotografías que acompañan a los boletines de prensa la ausencia ciudadana es notable y nada más se observa a Canturosas y si acaso pocos miembros de su cabildo haciéndole coro.
Y si como de todos es sabido para ganar elecciones se requieren votos y si los ciudadanos no acuden a los eventos de la administración panista, pues cómo le irán a hacer el 7 de junio para mantener la diputación federal que tiene a su cargo el panista Glafiro Salinas.
Designar a Rivas Cuéllar como candidato también mandaría una mala señal al priísmo y confirmaría que a las mujeres, tanto Yahleel como Mercedes del Carmen Guillén Vicente en Tampico fueron enviadas a esos distritos súper peleados para perder. Y de nuevo el PRI confirmaría su vocación anti mujeres triunfadoras.
La derrota en Nuevo Laredo y en Tampico serviría perfecto para decir: “Ya ven las hacemos candidatas y pierden”.
Me pregunto, ¿cuando los partidos dejarán de mandar a mujeres a distritos donde las posibilidades de triunfo son menores y siempre privilegian tener candidatos hombres donde hay más seguridad de ganar?
Viéndolo de esta manera en estos momentos lo único que se percibe es que las negociaciones del PRI con el PAN estarán en Nuevo Laredo, Tampico y Mante.
AHORA LAS UNIVERSIDADES
La situación de las escuelas de nivel superior en Tamaulipas está resultando insostenible y hasta ahora ninguna autoridad educativa explica qué soluciones se darán al cierre de planteles escolares al menos en dos ciudades, en Reynosa en una Universidad pública y en Nuevo Laredo en una privada según una nota publicada por el periodico Milenio.
Las autoridades encargadas de velar por la seguridad de la población tendrían que haber salido ya a explicar las medidas que se tomarán para evitar que los centros de estudios sean blanco de los delincuentes.
Además debería haber un pronunciamiento serio que demuestre que en Tamaulipas existe el ambiente propicio para hacer negocios lícitos y para estudiar, no vaya a suceder lo que ya pasó en Nuevo León donde miles de estudiantes nacionales y extranjeros decidieron dejar las ciudades nuevoleonesas ante el alto índice delictivo.
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