Después de que un peatón saliera de repente de entre la maleza y se me atravesara en plena carretera, y que un tipo con complejo de inmortal invadiera mi carril, llegué a una farmacia a hacer un depósito y comprar arena para gatos.
Sí, arena para gatos, ¿por qué?, porque puedo, porque quiero, porque me lo merezco si y tengo la personalidad… ¡oh perdón!, pues porque sí y ya. Porque tengo varios gatos que ocupan su arenero con arena para defecar.
Estaba un viejito pagando algo en caja y yo esperaba mi turno tras el, obviamente manteniendo la sana distancia, cuando el viejito volteó y me dijo: “¿qué llevas ahí?, ¿comida para pollos?; “¡¿eh?!”, pensé en silencio pero no dije nada, solo hice un movimiento en mi cabeza en señal de negación.
“¿Qué es entonces?, ¿maíz o qué?”, preguntó ahora; o sea, el señor realmente necesitaba saber qué llevaba yo en brazos.
Solo respondí que arena para gatos y dijo: “¿arena para gatos?, ¿no puedes traerles arena del río?”, para entonces ya me había hartado, “¡¿qué le importa?!, pensaba yo, pero como me enseñaron a respetar a mis mayores no lo dije, solo me limité a decir “porque no”.
“¿Pero por qué?”, dijo el señor, o sea realmente, o tenía muchas ganas de saber o de estar fregando… yo creo que las dos.
“Porque no, porque para eso vengo a comprarla aquí, porque aquí venden y aquí la quiero comprar; con permiso”, le dije y lo esquivé para pasar a la caja, porque ya le habían cobrado pero no se quitaba, quizás esperando otra respuesta mía.
La cajera se me quedó viendo, no importaba que el cubre bocas tapara casi por completo sus expresiones faciales, con lo que mostraban sus ojos era suficiente
Seguramente el señor, educado a la antigua, no podía concebir que comprara arena para que mis gatos hicieran sus necesidades, quizás pensaba que era mucho más fácil que los gatos salieron a mearse y a hacer todo lo demás en los jardines y patios de los vecinos, pero no amigos, mis gatos son señoritos decentes y bien cuidados que no salen de casa.
¿Por qué? porque quiero, porque puedo, porque yo pago, porque yo limpio y porque sí.
Lo que no entiendo es cómo le hace la gente para desarrollar la capacidad para meterse en lo que no le importa y no morir en el intento.