Marco Antonio Bernal fue candidato a senador en 2018, como premio de consolación a una edad bastante madura; Alejandro Guevara Cobos en su curul federal, esperando tropezar a Bernal por la misma posición, y Mercedes del Carmen Guillén Vicente, compañera de cualquiera de los dos en la fórmula del PRI para cumplir con la equidad de género.
Edgar Melhem Salinas en su papel de diputado federal, líder de la bancada de Tamaulipas en el Congreso y tejiendo amarres al más alto nivel, sobre todo sin equivocarse al estar junto al futuro candidato o candidata del tricolor a la presidencia de la República.
Las anteriores opciones no hay que descartarlas en caso de que cualquiera de los que aparentan tener mas canicas en sus respectivos morrales, Alejandro Etienne y Baltazar Hinojosa Ochoa, pudiera ser ungido candidato tricolor al gobierno del Estado en este 2015 o en enero de 2016.
¿Pero a qué apostará el PRI para retener la gubernatura? Que Egidio Torre Cantú elija con la cabeza y no con el corazón; que el PAN se incline por quien sea, menos por Francisco García Cabeza de Vaca, y que Enrique Peña Nieto arreste a “El Chapo” el sábado anterior a las elecciones.
Aunque suene a broma, esta última opción sería un empujón bárbaro para quien aspire a ser sucesor de Torre Cantú, sea Etienne o Hinojosa Ochoa. Otro lejos de los punteros, pero cerca del ejecutivo estatal, es Enrique Cárdenas del Avellano, ex alcalde victorense y dos veces ex legislador federal.
Sin embargo, Bernal tiene las veladoras encendidas a un gran santo: San Manlio Fabio Beltrones, jerarca nacional del Revolucionario Institucional, con quien lleva una excelente y envidiable relación, sobre todo con su nuevo cargo como secretario adjunto a la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional de su partido.
Ante esos movimientos del ajedrez político, los que están fuera de la carrera son la legisladora Guillén Vicente, cuya fuerza está en la zona conurbada de Tampico y que puede ser una aliada estratégica del futuro candidato. Y el otro descartado presidente del Congreso local, Ramiro Ramos Salinas.
Sin duda Guillén y Ramos estarían puestos para ser candidatos a las alcaldías de Tampico y Nuevo Laredo, respectivamente, ayudando a la causa para que el Revolucionario Institucional no cumpla los pronósticos de analistas políticos nacionales que ven a Tamaulipas pintado de azul.
Ante cualquier escenario, el PRI necesitará de Reynosa para contrarrestar la embestida del corrupto senador Cabeza de Vaca, hoy por hoy y guste o no guste, convertido en el candidato natural como en 2010 fue el entonces senador José Julián Sacramento Garza.
Minimizado por los priistas del centro, sobre todo, porque dentro del cuartel tricolor saben bien que Cabeza de Vaca está muy bien atrincherado en la zona conurbada de Tampico, para lo que viene en 2016 Torre Cantú necesita sentar en la primera mesa de la fiesta al alcalde Pepe Elías Leal.
Ante los rumores de que el gobernador sacó el garrote para aplacar las aspiraciones de Pepe Elías Leal, es tiempo de rectificar porque Cabeza de Vaca necesitará contrapesos en Reynosa, y por ello tampoco hay que marginar a Oscar Luebbert Gutiérrez.
El PRI de Tamaulipas tendrá el próximo año la elección mas reñida, sea cualquiera de los contrincantes de Acción Nacional, pero con el corrupto senador como la peor amenaza.
Juntos, Pepe Elías Leal y Luebbert Gutiérrez, pueden operar en la franja fronteriza desde Miguel Alemán hasta Matamoros, en caso de que Hinojosa Ochoa sea el ungido. Pero de no serlo éste último, la dupla reynosense pude extender su influencia hasta el litoral del Golfo de México.
Torre Cantú tendrá en sus manos la decisión que llevará al PRI a ganar o perder. Primero al poner al mejor aspirante y, segundo, a unir a todos los grupos tamaulipecos como lo hizo su difunto hermano cuando acolchonó su malograda candidatura.
De lo contrario, la clase tricolor deberá ir separando espacio en los principales diarios para publicar las esquelas.