Al momento de observar una prueba de embarazo con un resultado positivo algo “extraño” se adueña de nuestro ser y genera un cambio drástico en los padres como si se tratara de un cambio de “chip”.
Poco a poco al reflexionar de la enorme responsabilidad que está recayendo en las manos observas cada rincón y encuentras algo riesgoso.
Al paso de los meses, conforme avanza el embarazo, detectas peligros en todas partes comenzando por el hogar al contar con mesas de cristal, muebles con esquinas puntiagudas, escaleras, adornos de vidrio, jardín, bichos, animales y hasta bacterias que pudieran ser un riesgo o provocar un accidente con un nuevo integrante de la familia.
Seguramente a lo largo de las 40 semanas de gestación iras adecuando una infinidad de cosas para cambiar las condiciones “peligrosas” de la casa para convertirla en una gran fortaleza donde viva tu pequeño e indefenso recién nacido.
Sumado a las modificaciones que tendrás que hacer en casa para que el nuevo inquilino habite cómoda y tranquilamente, aunque por su edad lo único que requiera sea de amor, atención, alimentos y cambio de pañales.
Obviamente papá y mamá tendrán mucho trabajo al reemplazar las cosas “peligrosas” por artículos seguros que permitan evitar cualquier incidente.
Y es que es claro ya te va “cayendo el veinte” de que en unos meses tendrás a tu “tesoro más preciado” en casa y habrán de modificarse muchas cosas para extremar la seguridad de tu bebé.