Hace unos días, el 16 de marzo para ser exactos; tuve el honor de ser invitada junto con Miguel Santana, por mi amigo Luis de la Cruz a la develación de la placa por 10 años en escena de los Cuentos de Muerte y Locura de Edgar Allan Poe y otros perturbados. La actuación de Fabián Chávez y de Luis de la Cruz fue extraordinaria. Se alternaban contando y representando un cuento cada uno, y al final, contaron un cuento entre los dos. Fue perfecto…tan perfecto como la locura misma, como los cuentos que nos contamos a nosotros mismos todos los días en este mundo desquiciado y terrorífico…esa locura que cultivamos con singular entusiasmo todos los días contándonos historias con las que pretendemos darle sentido a todo lo que carece de razón… ¿Y por qué no? ¿Acaso no es más útil la locura que la cordura para darle forma a lo absurdo, al dolor, al trauma, al odio, al rencor, a la enfermedad, al miedo, a la guerra, a la muerte y ver el mundo a través de los ojos desorbitados y escuchando las voces de los mil demonios que habitan en las penumbras de la mente humana?
Volverse loco resulta más fácil de lo que cualquiera que aun esté atado a la cordura pudiera pensar. No es tan raro ni tan poco común que un día cualquiera se derrumben las estructuras de la aparente y frágil congruencia, coherencia y sensatez y nuestra mente quede como una casa abandonada, embrujada y en ruinas llena de telarañas espesas y grises…en la que habita el loco como un alma en pena tratando de familiarizarse con los fantasmas, con los desgarrados lamentos, con las sonoras carcajadas, con el viento inmóvil y con la oscuridad en la que anda a tientas…a tientas, igual que aquellos que se dicen cuerdos en medio de la penumbra y no saben que van a ciegas. Pero el loco se ha reconciliado con la oscuridad y ha apagado la linterna de su mente para sobrevivir a la incongruencia.
Sí, no me cabe la menor duda. Volverse loco es más fácil y común de lo que uno pudiera pensar; hasta que se llega a un punto en que resulta imposible saber si se está rodeado de locos o si uno es el único loco en los alrededores…Nos volvemos locos cuando dejamos de luchar contra la incongruencia y la incoherencia para volvernos parte de ellas y cuando pareciera que nos damos cuenta de que la vida es un laberinto en el que andamos como ratas desesperadas sin otra salida más que la muerte. En fin.
Por lo pronto, les recomiendo ampliamente ver esta puesta en escena de los Cuentos de Muerte y Locura presentada por mi amigo y cuentista profesional Luis de la Cruz, a quien felicito ampliamente por la interpretación de estos cuentos profundos y oscuros que paradójicamente arrojan mucha luz sobre el tema de la locura.