Tres noticias en apenas dos días de la presente semana han ocupado notas de primera plana en diversos medios impresos y en electrónicos, las tres involucran a las mujeres de este país, de una u otra forma.
Una de las notas es la portada que le dedica la revista Vanity Fair a Margarita Zavala, la esposa de Felipe Calderón y autodestapada para contender por la candidatura a la presidencia en el 2018.
Es raro que Margarita haya optado por esa revista especializada en temas de modas, maquillaje y notas de la farándula para destaparse formalmente como aspirante a ocupar el cargo que una vez ocupó su esposo considerando que ella no es muy dada a seguir las tendencias de la moda.
Pues bien, Margarita dice asumir su responsabilidad en esta decisión que tomó después de recorrer el país y andar tomándole el pulso a la gente que según ella le ha dicho que por qué no se lanza a participar en la contienda presidencial. Y adelanta que su esposo no formará parte de su “war room”, ella se muestra convencida que será candidata, entonces, si no la postula el PAN, su partido, que no quiso hacerla diputada plurinominal en la pasada elección, ¿se irá como independiente? Me pregunto.
Respeto mucho las decisiones de las mujeres que participan en la política mexicana, que hasta ahora no ha mostrado un trato paritario entre ellos y ellas, sigue la preferencia por los varones sobre las mujeres para lanzar candidaturas.
Pero lo que representa que una ex primera dama quiera ser candidata presidencial lo veo con escepticismo y desconfío de esa postura, aunque reconozco en Margarita una trayectoria sólida en la política independientemente de la actuación de Calderón, creo que no es sano que las primeras damas, sean del nivel que sean, municipal, estatal o presidencial decidan seguir la carrera política.
Se me hace un gesto avaricioso, egoísta y aprovechado. ¿Por qué? Porque ellas han estado a lado de sus maridos recibiendo información clave que posteriormente usan a su favor, reduciendo las posibilidades de otras personas de acceder a cargos de cierto nivel en la política. Una de las cosas que más ha dañado a este país es que los puestos se los rolan siempre las mismas familias desde tiempos inmemoriales; desde siempre la política en México es controlada por unos cuantos, tanto a nivel nacional, como en los estados y los municipios.
Viendo las condiciones en que se encuentra México está claro que no es sano que siga la misma gente gobernándolo.
Luego la nota la dio un conductor de Televisa en Chihuahua quien exhibe un trato irrespetuoso y vejatorio contra su compañera de conducción Tania Reza. Como dice una nota en el periódico español El País, en México ya no da risa el acoso sexual en programas televisivos.
El despido de la conductora y del conductor, y el deslinde irresponsable de Televisa en este caso nos muestra que aún persisten los prejuicios y señalamientos fáciles hacia las mujeres, hay mucho trecho que recorrer todavía para que a la mujer se le respete en todos los ámbitos. Ver el video donde un patán molesta continuamente a su compañera de trabajo es bochornoso e intolerable, aunque luego digan que todo fue montaje, montaje o no, es patético el abuso que ejerce este hombre contra ella.
Y la tercera nota es el anuncio de Enrique Peña Nieto, quien dio a conocer la nueva Norma Mexicana en Igualdad Laboral y No Discriminación, que contempla que todas y todos los mexicanos, seamos como seamos, estemos como estemos, recibamos un trato igualitario tanto en sueldos como oportunidades laborales.
Esa norma incluye a personas con discapacidad, y en el mismo saco meten a las mujeres. Esta decisión de normar las relaciones laborales pierde su fuerza cuando se mezclan dos hechos distintos, la discapacidad y las mujeres.
La decisión tiene vicios de origen y no le da la verdadera importancia al hecho de que en México las mujeres ganan menos que los hombres desempeñando el mismo puesto y la misma responsabilidad.
Se respeta la decisión incluyente de referirse a las personas con discapacidades, pero pareciera que a las mujeres se les considera también así y recordemos que está científicamente probado que las mujeres tienen la misma capacidad que sus contrapartes masculinas.
Creo que Peña Nieto no fue atinado al presentar la nueva normativa que, además, habrá que ver cómo la toman los patrones e incluso el propio gobierno en todos los niveles, porque seamos realistas uno de los primeros que no respeta la paridad salarial y laboral es precisamente el gobierno.
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